Espiritualidad, Vida Galáctica — 30 diciembre, 2008 at 8:44 am

Pequeño curso de magia blanca, por Rafapal (I)

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(Este vídeo sobre Concidencias entre e l11-M, 11-S y 7J fue retirado de youtube en un solo día. Comprueba el porqué http://www.tu.tv/videos/11-m-11-s-7-j-coincidencias )

En mi caso (como para muchos otros), el proceso empezó con mi primer desamor (allá por 1987). Una crisis no es más que la mudanza de una piel a otra pero, el que no sabe verlo, se queda en la piel antigua, es decir, amargado para toda la vida. El tiempo que dura la crisis es el que tardas en cambiar de piel y dejar atrás tu antigua manera de pensar. En mi caso, esta crisis alumbró mi primer libro (Recuerdos de pelo largo) y un periodo de mi vida tactiturno, apenas sin hablar, metido en mi interior, sacando fuerzas de donde no las tenía para levantarme, ir a la Universidad, estudiar, «hacer como que me lo pasaba bien» (nunca me he esforzado mucho en fingir). Hoy sé (y me gustaría que analizarais vuestras crisis comparándolas con alineaciones astrológicas) que esa crisis sucedió casi en las mismas fechas que la gran Convergencia Armónica que lanzó los últimos 26 años hasta la mágica fecha del 2013: el periodo profético de la resurrección del calendario maya. Es decir, que tuvo un porqué.

En mi caso, por aquella época cambié de la Facultad de Psicología a la de Periodismo y experimenté un silencioso proceso en el cual «veía» mis propios pensamientos, mi caminar, me veía haciendo cosas desde «fuera». Pasé una larga época en la que, incluso, me concentraba en mi propia respiración para alejarme de los pensamientos negativos y autodestructivos que poblaban mi cabeza. Hoy sé que todas ellas son técnicas del yoga pero en aquel momento no lo sabía. Simplemente, eran mi manera de mantenerme en el ahora y no dejarme llevar por la negatividad del pasado (mi mejor amigo se enrolló con la chica que me gustaba) el presente (mi familia era un polvorín de peleas) o del futuro (pensamientos suicidas ante un panorama que no tenía visos de solucionarse, con el paro brutal de aquella época).

Lo cojonudo es que, a medida que pasaba ese periodo (y se iba solidificando en mí, un nuevo «algo», personalidad o como lo quieras llamar), empecé a experimentar una extraordinaria sensación de PRESENCIA, de estar en los sitios, de que un halo me envolvía, me acompañaba y me protegía cuando entraba en el atestado metro, en el bar de la facultad o… en la clase. Los seguidores de Saint Germain y Connie Méndez le llamarían «La mágica presencia YO SOY» o  «el Yo Superior». Al tiempo, comencé a «ver» en los comportamientos (e incluso en las mentes) de mis amigos, conocidos y desconocidos. Podía ver a los traidores, a los que estaban mintiendo, a los que se iban a enrollar en un bar… Es cierto que esta «magia» se puede explicar, también, a través del lenguaje gestual y no verbal (tonos de voz, posturas, tocamientos) pero, a mi modo de ver, el mago es, precisamente, el que incorpora toda esa información «de una vez». En eso reside la intuición, la información previa a la «mente». Pero, incluso, llega más lejos.

Según iba evolucionando con la consciencia de la respiración y en vivir exclusivamente el Ahora (me volví superestricto a la hora de no proyectar mi mente al pasado ni al futuro: en principio, para no autotorturarme, pero luego… porque aprendí otra manera de vivir), otras cosas comenzaron a pasar. Empezaron a suceder «sincronías», es decir, que la gente adecuada aparecía en el momento preciso e, incluso más allá, empecé a predecir cosas: a ver con claridad el desarrollo de las cosas. Esto tiene una fácil explicación cuando conoces el TAO y sabes que, el que conoce una semilla y el árbol que genera, cuando ve la semilla crecer puede predecir el árbol que aparecerá. Otra forma de describirlo es el estado del «No Tiempo». En mi caso, antes de irme a Guatemala (ya en 1994), y ver como mi amigo Pablo Rosique se pasaba tanto con las drogas y el acohol y la escalada autodestructiva en la que estaba envuelto, avisé al resto de mi pandilla de que, como no hiciéramos algo, «se nos iba a ir». Si, éramos muy jóvenes. El caso es que no me hicieron caso y, a la vuelta de mi viaje de 3 meses, me dieron la noticia, aparecida en un periódico de Murcia, sobre la muerte de un joven, fruto de un coma etílico. (Saludos para ti Pablito, donde quiera que estés).

Siento que la manía de los últimos años de llegar tarde a las citas y refugiarse en el «buen rollito» o frasecitas como «el tiempo no existe» era el proceso generalizado de conectarse con el ahora y desprenderse del reloj (y un ejercicio de manipulación, obviamente, es decir, «magia negra», para el que se queda esperando).

Este proceso de autoconocimiento puede llevarte a separarte de «la masa»: estás tan a gusto dentro de ti que ves toda la realidad desde fuera, viendo y, eventualmente, sintiendo lo que sienten los demás, pero sin implicarte. De alguna manera, se vuelve algo cómodo pero sientes que te estás perdiendo algo (mucha gente que no se enamora funciona así). Te vuelves distante, frío.

Una vez que tu nuevo Ser se ha estabilizado (en mi caso, tardé años en quitarme el citado ropaje), un día decides conectarte con el Todo: es decir, no sólo con las personas sino con las cosas y, sobre todo, La Naturaleza. La sensación es de un Nirvana constante y, realmente, es un estado de misticismo que podría entrar en otra dimensión. Experimentas la conexión con el Todo.

El proceso de hacerte consciente implica cosas agradables y otras, no tanto. Por un lado, al haber roto las barreras de tu ser con respecto a los demás, eres capaz de ver en su interior como en un libro abierto. Por otro, estás tan «abierto» (hoy le llamaría a esto «tener los chakras abiertos») que sientes las malas energías tanto que hay sitios (y compañías) que, simplemente, no puedes frecuentar. Hay otra cosa que resulta molesta y es el flujo de tus pensamientos siempre presente -mientras haces cualquier cosa- en una especie de diálogo interior que puede resultar un coñazo (yo creo que mucha gente se emborracha para detener ese flujo). Hoy atribuiría claramente ese diálogo a «la conciencia frente a tu comportamiento». Ese diálogo solo se detendrá cuando tu conciencia (tu ser) y tu acción se fundan en uno solo y seas 100% comportamiento auténtico. Aunque, también, hay otra posibilidad.

En este estado de cuarta dimensión, si así lo deseas, tienes la capacidad de manipular a las personas a tu antojo. Es fácil: ves lo que va a venir y puedes manejar esa información, atrayéndote a personas y enfrentándolas con otras. Es lo que llamaríamos convertirse en un «mago negro». Supongo que, al decantarse por el lado oscuro, su conciencia ya no funciona y, por tanto, tampoco ese diálogo. Por supuesto, en ese estado del Mal no podrás disfrutar de nada auténtico: el amor, la amistad ni, sobre todo, la confianaza. Sabes que los demás te la pueden «pegar a ti», de la misma manera que tú engañas a los demás.

En mi caso, recuerdo haber utilizado pocas veces el pensamiento negativo (desear el Mal). La que recuerdo más clara es, al volver de Africa, que la compañía aérea Sabena me dejó en Bruselas a pesar de haberme pagado una noche en un hotel Marriot (se había estropeado el avión que me llevaba a Madrid), haber hecho el registro y, tras perder, el ticket al levantarme de madrugada. No entendía cómo no podía embarcar si mi nombre aparecía en la lista de pasajeros y por eso les monté un pollo tremendo. Me acordé de esa compañía un buen tiempo deseándoles el Mal.

Al año siguiente quebró y desapareció.

En este estado de conexión con el Todo y la aparición de poderes, es habitual que uno sienta que es Jesucristo. Le pasó a David Icke y le pasó a mi amigo Rosique. Este tipo de episodios misticos son aprovechados por los psiquiatras MK Ultra para encerrar al personal, drogarles y así, controlar el despertar de las personas. La historia de Matrix y la policía del pensamiento. Por eso, si no conoces a nadie con quien compartirlo, es mejor mantener en secreto estas vivencias. (Yo he tardado 20 años en contarlos pero hay mucha gente despierta).

En realidad, lo que pasa es que estás accediendo a la «conciencia crística» que es un tipo de energía, de aura, de vibración o de conciencia, como queráis llamarlo. Mucha gente está accediendo hoy día a esa energía que antiguamente llamaríamos «la iluminación». En ese proceso también aparecen sentimientos de ser el Salvador del Mundo o el Elegido, como veréis en bastantes personas con conciencia. En realidad, esos sentimientos surgen cuando tu conexión con el Creador o El Todo es total, de manera que te sientes un… (es difícil elegir una palabra sin que los materialistas ateos se asusten) servidor del Plan Divino, un caballero de la luz o un Jedi en terminología actual. En otras palabras, reconoces tu misión en la vida y porqué has encarnado.

Cuando eso ocurre, todas tus dudas desaparecen y caminas por la vida con la seguridad de que estás permanentemente cuidado por el «de arriba». El lado negativo u oscuro es que intentes salvar la vida de toda la gente, vendiéndoles tus recetas: la típica estampa del «new age» que te cuenta lo que deberías hacer aunque no se lo pidas y te da mil recetas sobre tu vida. Hace treinta años, esa gente se convertía en gurús, hoy día consiguen embaucar a algunos pero la mayoría, huye como de la peste de ellos. La razón es sencilla: no respetan la libertad de las personas. La decisión de equivocarse es sagrada: nadie puede insmiscuirse en las decisiones de otros, aunque les perjudiquen.

Dado que han pasado 20 años desde mi despertar, he visto la evolución de la posibilidad de hablar de estos temas y puedo decir que hoy día alrededor de un 25 o 30% de la población (al menos en países desarrollados) están en este nivel de conciencia. El Cosmos está enviando sus frecuencias y, el que no las soporta, «desencarna», al margen de que los niños que nacen desde hace una década ya vienen con esta vibración (los llamados niños índigo y cristal).

Los próximos dos años 2009 y 2010 con la crisis encima nos llevarán indefectiblemente a la consecución de la masa crítica, pues el paro y el crack económico harán que mucha gente se tenga que parar y afrontar una crisis personal que sólo se puede resolver de dos formas: o despiertas a la mentira en la que has vivido o… desencarnas. La medicina del doctor Hamer lo deja muy claro: los traumas generan el cáncer y la medicina oficial es incapaz de curarlo. O te abres a una comprensión diferente de la Realidad (en este caso, la enfermedad) o la diñas.

Ahí reside el siguiente paso evolutivo.

Este vídeo de un místico es muy ilustrativo de todo lo que cuento.

http://www.youtube.com/watch?v=kDVUknFAh_U