El mundo del cine grita libertad… para el violador y pederasta, Roman Polanski

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Una de las cosas buenas del tiempo que vivimos es que la gente se está quitando sus caretas con total normalidad, lo que nos permite ver la Realidad de los presuntos popes de la moral. Los medios de comunicación que, un día sí y otro también, denuncian las redes internacionales de pederastia y la violencia contra la mujer, ahora se ponen de acuerdo para defender al condenado por violar a una niña de 13 años (¡Señores, una «menor de 13 años», como dicen ustedes, es, obviamente, una niña de 12 o menos años!), Roman Polanski. ¿Por qué ese empeño en defender a un delincuente? ¿Porque junta imágenes para crear miedo en dos dimensiones o porque, al igual que el otro gran pedófilo rehabilitado, Woody Allen, es judío? Bien, ya me temía que después de que se grabara un documental sobre su asunto de pedofilia, la cosa iba a estallar. No sé si todo esto ha sido montado a propósito, pero estoy encantado de que salga a la luz porque, ya de paso, hay que contar que, si Polanski ha rodado varias películas satánicas como «La semilla del diablo» es porque formaba parte de los acólitos del satanista californiano Anton Levay, lo que explicaría por qué la banda de Charles Manson entró como pedro por su casa a su mansión y cometió la salvaje matanza por todos conocida. Estoy por asegurar que Polanski dio el «okay» y/o estuvo involucrado en esa ceremonia de sacrificio de un feto (su mujer, Sharon Tate, que murió en el aquelarre, estaba embarazada), pues era amigo de Charles Manson, al igual que otras luminarias de la época hippie (como John Piliphs, líder de Mamas and the Papas, otro día os cuento más).  Leed cómo empieza la cruzada en defensa del violador, convertido en víctima, a cuenta de una orden de extradición a Estados Unidos para afrontar la pena por la que fue condenado.

PD: La semilla del diablo se estrenó el año antes (1968) de la matanza en casa de Roman Polanski (1969).