Hombre y Mujer, Opinión y Noticias Externas — 10 enero, 2010 at 11:50 am

Cuando una puerta se cierra, un ventanal se abre

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Llega el momento de decir cosas fuertes. Hasta ahora he hablado de Iluminati y otros malos a los que echar la culpa de nuestros fracasos. Hemos dejado de creer en sus creencias políticas y sanitarias pero todavía hay creencias que tenemos insertadas en nuestros códigos genéticos y que nos hacen mucho mal: nos provocan infelicidad.

La máxima frustración en nuestras vidas se produce cuando nos portamos bien con alguien (o en el puesto de trabajo) y recibimos por respuesta, una puñalada por la espalda, una traición, una injusticia, un despido. En nuestra mente causa-efecto lineal, nos cabreamos con el mundo porque esperamos que una buena acción se corresponda con un buen resultado. La razón de esta manera de pensar se funda en que nuestra mente funciona de una manera lineal, en la que a una causa, le sigue un efecto; si tú has hecho el Bien a una persona o institución, esa persona te debe devolver ese Bien. Sin embargo, el Universo no funciona así: numerosas causas y consecuencias operan simultáneamente, de manera no lineal y no local, es decir, en distintos espacios y tiempos. El Universo es una red fractálica, dominada por el electromagnetismo y la ley de la atracción, y no una simple ecuación a+b=c

Esto se traduce a nuestra vida diaria de una manera mágica, milagrosa y sorprendente. Una buena acción puede que no sea recompensada por la persona o grupo al que se ha dirigido esa acción sino… por otra persona o en otro lugar. En otras palabras, que, en medio de tu cabreo por la injusticia que han cometido sobre ti, no eres capaz de reconocer la recompensa que el Universo te está regalando: estás tan obcecado en tu «derrota» o tu injusticia que dejas pasar tu recompensa sin aceptarla porque no la quieres ver.

De acuerdo a lo que yo mismo he vivido, cuanta mayor es la injusticia que se haya cometido sobre ti, mayor es el regalo que te enviará el Universo. Para verlo, es preciso mantenerse plenamente consciente de la tristeza pero sin perder de vista la realidad en la que estás: que el cabreo y la decepción no se apoderen de ti.

Esto se verá más claro al hablar de las relaciones hombre-mujer.

La unión del Yin con el Yang es la relación electromagnética por antonomasia del Cosmos: polo negativo-polo positivo. Cuando nos enamoramos y nos entregamos a nuestro complementario (hombre, para la mujer: mujer, para el hombre) hemos de sentir que esa persona representa al Dios/Diosa que nos completa, con la que alcanzamos el Tao, es decir, la Totalidad. En esto reside el secreto del Tantra. Esa persona representa el Dios/Diosa que nos completa. Obviamente, no hay que confundir esto con la «despersonalización» de la promiscuidad o el «todo vale»: te gusta esa persona porque es un ser único pero tu relación con ella es una representación de la relación con el yin (o yang) que te falta, esa persona es una representación de la divinidad.

Como todos sabemos, no siempre esa entrega es correspondida, lo que nos puede llevar a la mayor de las frustraciones, ante la injusticia que -sentimos- se comete sobre nosotros cuando la otra persona haya contribuido a crear ese sentimiento e, incluso, se pueda ir con otra persona que le vaya a hacer sentir menos (libre albedrío, miedo o factor Tiempo). Como ha demostrado Dan Winter, el corazón rige toda nuestra vida y romper ese lazo es lo peor que nos puede pasar porque nos deja un vacío que en términos electromagnéticos es fácil explicar: la Energía parece que se nos termina. En ese sublime momento de frustración, hay que encender el «piloto de consciencia» explicado anteriormente y no caer en la autocompasión («siempre me pasa a mí», «sin él/ella no soy nada») típica de esos momentos para abrirse a la mágica oportunidad que se abre en esos momentos. Os lo puedo asegurar: la Diosa (o el Dios) que adoraste y es la mitad de la Divinidad Primera y Última te recompensará por otro lado, mediante una sagrada ley electromagnética llamada Amor; tanta carga positiva generada (protones), tanta carga negativa atraerás (electrones). (Hablo en términos eléctricos, magnéticos y taoístas, sin connotaciones positivas o negativas).

Si alguien me hubiera contado esto hace varias décadas, os aseguro que habría vivido experiencias preciosas que ahora me arrepiento de haber dejado escapar. Seguramente, esto que os cuento es lo más importante que os he contado nunca, lo que más felicidad va a traer a vuestras vidas y más sufrimiento os ahorrará. La sensación que sentiréis cuando viváis esto es que estáis llorando por dentro pero, por fuera, seguís el curso de la vida «normalmente», sin falta de energía. Es decir, la emoción de la pérdida está ahí pero no os dirige, no os embarga, no os aprisiona. Es preciso diferenciar muy bien esta sensación de otras dos con las que se puede confundir: negar la emoción (histeria positiva: «no pasa nada» «todo está fenomenal») y el rechazo a la felicidad inherente en una fuerte decepción, negarse a gozar de la vida. Particularmente engañosa es la primera porque, antes de que la solución venga, es preciso vivir la experiencia «negativa»: si no se vive, se está reprimiendo y no se cura. Insisto: primero hay que vivir la tristeza en toda su totalidad, no vale el autoengaño positivista. Este es el gran mal de la filosofía New Age-Nueva Era, negar las emociones «negativas» (que no lo son, como tampoco es «negativo» el elemento yin, obviamente: es solo otra polaridad).

Simultáneamente, es preciso aplicar de manera correcta la variable «Tiempo». En nuestro pensamiento lineal, pensamos que «si no es ahora, es nunca» porque pensamos en la vida como una línea y no como una espiral, como digo. En el pensamiento cíclico y en espiral (que es el orden cósmico), los planetas y cometas que se atraen vuelven a pasar cíclicamente por una órbita parecida, de manera que, si existe realmente atracción, las oportunidades se vuelven a suceder. El problema es que el rencor puede cancelar esa oportunidad…

Ved lo que dice el maestro Nassin Haramein sobre la espiral del tiempo y cómo cuenta algo que yo mismo he dicho hace semanas (cómo podemos cambiar nuestro pasado).

Este otro vídeo explica cosas parecidas a las que escribí más arriba. Es fuerte. Lo aviso.