Opinión y Noticias Externas — 19 junio, 2011 at 12:41 pm

El Ego, la monserga más falsa de la Nueva Era

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Mi primera pancarta en Sol, ayudado por Bea y María

Ego es «Yo». El Ego eres tú.

Freud le dio vueltas al concepto y empezó a jugar con el Ello, el Yo y  el Superyo; el inconsciente, consciente y supraconsciente y las represiones para explicar los traumas emocionales que pueden hacer que la persona deje de actuar conforme a las normas sociales y se convierta en lo que se conoce como un «loco». En ningún momento, que yo sepa, Freud habló del «Ser» o de la esencia del ser humano y sólo le dio vueltas al tema del Ego para intentar encontrar el camino hacia el Superyo, al superhombre. Fue Jung, si no me equivoco, quien le dio el argumento a la Nueva Era para el eterno debate o, más bien, la homilía sobre el Ego. Un debate que, a día de hoy, ha llegado al terreno de lo coloquial, de la vida común.

Si te cabreas, estás actuando desde el Ego. Si defiendes tu Verdad, es que tienes mucho Ego. Si te afirmas ante quien te quiere anular, tienes «Ego». El Ego, actualmente, es algo así como el demonio. La única forma de «no tener ego», al parecer, es estar anulado psicológicamente e intentar caer bien a todo el mundo, a costa de traicionarte a ti mismo.

Alcancé el Paroxismo de este gran galimatías en la semana que pasé en el Budas Factory recientemente. Sus inteligentes juegos y dinámicas están encaminadas a que abandones la visión de la realidad «Matrix» o la «costumbre inconsciente con la que te han educado», para que puedas expandir, supuestamente, tu Ser. Hasta ahí, bien.

Desde el primer momento, te dicen que olvides el «personaje» que ejerces a diario (en mi caso, el periodista conocido como «Rafapal»), que no aludas en las conversaciones en ningún momento a tu pasado y que hables desde el sentir del ahora, para «descubrir un ser nuevo sin máscaras». OK, es en el eterno ahora desde donde te renuevas. Perfecto.

En los días que viví allí, fui testigo de auténticos acosos a la personalidad de algunos de los presentes en los que, bajo unas premisas ciertas (para una persona con un cierto grado de despertar es fácil de ver los personajes que todos interpretamos) se arrasa, literalmente, con el Ser que tienen delante. Como les dije allí mismo en repetidas ocasiones: «estáis tirando el bebé por el desagüe, junto al agua sucia de la bañera».

Como digo, el ejemplo del Budas Factory es el epítome de la grandísima confusión ahora existente sobre el «Ego». Sobre el Yo. Y la culpa, me temo, la tiene Freud. Siento que Freud no creía en el Ser. Pensar que porque nos hayamos colocado muchas máscaras en nuestra vida, todo lo que somos ha sido producto de «el personaje que interpretamos» es, como decía, tirar el bebé por el desagüe junto al agua sucia de la bañera. Tiras lo falso, lo apostado, pero, con ello, también, lo verdadero. No discriminas la Verdad de la Falsedad.

Pero esta confusión no es sólo cosa de la Nueva Era, por supuesto, en realidad, la Nueva Era es la expresión espiritual del movimiento alternativo y, como tal, hasta los izquierdistas ateos padecen el mismo síndrome.

No quieren destacar. Tienen pánico a dar la cara con su nombre. Por eso no quieren líderes.  Porque «es cosa del ego». Por eso caminan con los hombros caídos y con chepa, quitándose el valor de un pecho abierto. Porque consideran que significarse «es cosa de líderes y nuestro movimiento es horizontal». Por eso, en Budas Factory se ataca a todo lo que hayas hecho en tu vida. Tu Ser individual es peligroso.

Todo el mundo tiene miedo al «Ser individual». Nadie quiere héroes.

Pero, ¿qué tal si todos nos convirtiéramos en héroes? ¿Qué tal si todos nos atreviéramos a ser el 100% de nosotros mismos en favor de la colectividad, de la Justicia, de la Verdad?

De alguna manera, páginas como «Kaos en la Red» y periódicos asamblearios como «Diagonal» siguen, sin saberlo, los mismos preceptos del Budas Factory, que es un miedo atroz a que el individuo sea él mismo, lo mejor de sí, en el temor de que si así lo hace, el grupo saldrá perjudicado. Esa es la dicotomía, que ya he mencionado varias veces: la derecha cree en un individuo que compite con los demás (mucho «Ego», diríamos) y la izquierda no cree en el individuo y sí en la colectividad, por eso lo anula. Ni lo uno ni lo otro. Queremos individuos al 100%, que dén lo mejor de sí mismos, en beneficio de la Humanidad.

Por eso ese miedo a debatir en nuestra sociedad. Hay un pánico colectivo a confrontar nuestras opiniones y por eso la gente se deja de hablar con tanta facilidad: cualquier discusión genera una reacción exacerbada debido esa represión y el ego herido (ocultado) se convierte en un león.

Al vivir en la REPRESIÓN ABSOLUTA DEL YO (con la excusa de que el Ego es «egocentrismo»), cualquier mínima crítica o aportación hace que la gente entre en depresión. Por eso esa insistencia en el consenso y en la evitación de todo conflicto.

Si permitiéramos al individuo que se exprese Y AL MISMO TIEMPO HABLÁRAMOS DIRECTAMENTE DE LAS CARETAS QUE NOS PONEMOS, la colectividad se beneficiaría.

Dejemos de hablar de «Ego», hablemos de «máscaras», de exageración, de personajes. Entonces sí, aparecerá el Ser Verdadero en toda su magnificencia. Y como ese Ser es, en realidad, Uno con todos los demás Seres, no habrá conflicto.

Pero para ello hay que averigüar, claro está, donde está ese Ser Verdadero. Cuántas de las costumbres, opiniones y comportamientos que actualmente llevas a cabo son «tuyos» (es decir, forman parte de tu esencia) y cuántos los has adoptado para ser aceptado por tu familia, el colegio, tus amigos, tu trabajo, tu pareja, etc.

Peliaguda cuestión, sin duda…

Toda esta discusión procede de que, cuando un Ser se ha iluminado, se funde con el Todo y allí, su «identidad» desaparece en Dios.

La cuestión es que, para que eso ocurra, ese Ser, como hizo Osho, primero ha tenido que llegar a ser él mismo… ¡Hasta el final! Una vez que llegas, lo trasciendes, pero ¡no antes!

La gente quiere trascender el «Yo» (el Ego) cuando ni siquiera lo ha llegado a desarrollar hasta sus últimas consecuencias. ¿Cómo vas a trascender algo que todavía no has completado? Esta absurda idea sería como intentar pasar de pantalla de un vídeojuego cuando no has completado la anterior.

Para trascender, primero tienes que ser tú mismo hasta las últimas consecuencias. Llevar tu «personaje» hasta el final.

Por eso digo que «los freaks heredarán el Reino de los Cielos». Se van a iluminar mucho antes los freaks que son ellos mismos hasta el final que los santurrones de la Nueva Era que intentan agradar y contentar a todo el mundo ¡MENOS A ELLOS MISMOS!

Y esto último va, especialmente, por el Budas Factory. Con todo el cariño, ojo, pero con la espada de la Verdad.