General, Opinión y Noticias Externas — 17 septiembre, 2013 at 8:13 pm

La Herida Narcisista: el pecado que nadie quiere reconocer… porque te hace creerte mejor que los demás

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verdadfemeninaHace unos días visionaba una interesante entrevista con mi amiga Sofía Gutiérrez que trabaja la espiritualidad femenina, plagada de sabiduría, y comenzaba con una declaración de intenciones: «esto no va en contra del varón sino a favor de la unidad». De hecho, Sofía está muy equilibrada al tratar de la dualidad de los diferentes arquetipos femeninos, pero el caso es que casi todo lo expuesto allí (las penas y los poderes) supuestamente referidas exclusivamente a la mujer ¡son aplicables al varón! Quitando todo lo relacionado con el ciclo menstrual y la conexión con la luna, los mismos desengaños, frustraciones y ansias de libertad históricos expresados por mi amiga Sofía son las penas de cualquier varón… pero con una diferencia, a mitad de la entrevista, se personificaba al Mal que había provocado tanto dolor en el PATRIARCADO. En el varón, vaya.
Acto seguido, mis amigas se metían en un jardín al tratar de definir ese monstruo… que «en realidad no tiene relación con el sexo». ¡Tócate los huevos! (con perdón). [«El mal uso de la energía masculina» vendría a ser el origen del mal].
En el mismo día, otro buen amigo, catalán y conspiranoico convencido, me enviaba, orgulloso, información sobre el bonito acto de unidad generado el pasado 11 de septiembre en el que «reclamaban la libertad e independencia que nos han robado históricamente».
¡Tócate los huevos! ¡Qué pasa, que a mí me han dejado ser libre los mismos banqueros que te han oprimido a ti?
No, qué va, como yo vivo en Madrid, entonces mi sufrimiento histórico es menor: es decir, yo soy peor. «El otro» es el héroe que ha sufrido y resistido a lo largo de la historia. Yo no.
Reflexionando en el sofá, se me ocurrió una imagen que ejemplificaría a la perfección la situación: visualicé como en un espejo, a una catalano-española que cree (y sufre históricamente) por la existencia del Patriarcado frente a un catalán independentista antifeminista.
El catalán independentista utilizaría el recurso de enarbolar la bandera del victimismo histórico frente a la emigrante de padres andaluces pero ella contraatacaría argumentando que ha sufrido más porque es mujer, y todo el mundo sabe que el Patriarcado ha oprimido históricamente a la mujer.
Evidentemente, la partida terminaría en tablas.
Sólo tendría vencedor, si apareciera una independentista catalana feminista.
Pero incluso ésta podría perder en los Campeonatos Mundiales del Victimismo si apareciera una independentista catalana, feminista y lesbiana que, evidentemente, ganaría el preciado Oscar por goleada frente a nuestra amiga cataloespañola y el conspiranoico independentista catalán.
Todos los anteriores deberían reconocer que frente la lesbiana independentista catalana  son «malos» porque ella pertenece a todas las tribus que el mito afirma han sido oprimidas a lo largo de la historia. (Siempre que no aparezca un judío, por supuesto, aunque sea heterosexual, jajaja: en ese caso la lesbiana feminista catalana pasaría ser culpable).
Por decirlo de otra manera: en el mercado social existen unas cuantas «Heridas Narcisistas» y cada uno se coloca, como en una tienda de ropa, las que «combinan mejor» con su herida individual, las que encajan.


Hace ya muchos años que leí un estupendo ensayo del antropólogo vasco Jon Juaristi explicando la creación del nacionalismo como una HERIDA NARCISISTA, creada a partir de relatos mitológicos, y que él denominó «El Bucle melancólico». Una historia contada y recreada por la colectividad durante décadas que le hace a uno sentirse superior por mor del heroico victimismo.
Seguro que mucha gente conoce el mito del Narciso (murió mirándose al espejo) pero poca gente se ha atrevido a bucear en el pecado más oculto que existe: la herida narcisista. Al menos no he encontrado nada en Internet que me convenciera, por eso he decidido escribir algo yo mismo.
En un mundo tan devastadoramente depredador como el que hemos vivido, yo creo que todos nos hemos regodeado un poco en nuestras heridas para darnos ánimos mediante la autocompasión. Nadie mejor que uno sabe lo que ha sufrido en esta vida y yo creo que no habrá feminista ni independentista que niegue que los demás también han sufrido (pero claro; menos que ellos, obviamente).
Uno, que, como sabéis, sufrió una infancia y juventud durísima (padre alcohólico y hermano minusválido) se cuidó muy mucho de pertenecer a ningún grupo o partido político para encontrar cobijo en la identidad de grupo. Me negué a ir de víctima por la vida (aunque al mismo tiempo, busqué cobijo en la armadura que me construí), sabedor que, una vez que adoptas ese rol, te llegarás a «creer que eres tú». De tanto repetírtelo, te lo acabas creyendo.
Aún no habiendo asumido ningún victimismo de grupo, tengo que reconocer que en algunos años de mi vida me construí un «superyo» romántico en base a ese sufrimiento que me hacía sentir por encima de los demás («nadie sabe lo que yo sufro»). Fue en el momento de mi despertar (1999) cuando decidí que, al tiempo que me negaba a aceptar complejos de culpa por haber nacido varón, blanco, heterosexual, vasco y español, abandonaría el superyó romántico que me había construido por medio del rock and roll, básicamente. Que viviría a pecho descubierto, vaya.
La diferencia con lo que estamos hablando es que la herida narcisista de las feministas, independentistas, gays, negros, etc no es individual sino grupal; a uno le refuerza mucho más pertenecer a una minoría «históricamente oprimida», sostenida sobre una ideología plagada de mitos, pero que parten de un supuesto fundamental: hay un «nosotros» (o nosotras) frente a un «vosotros». «Nosotros los gays sí que hemos sufrido a lo largo de la historia» (¡a pesar de que todos han nacido de relaciones entre Hombre y Mujer!!). La «herida narcisista grupal» nace pues del ADOCTRINAMIENTO, y la manera de reconocerla es relativamente sencilla:
-Niega el sufrimiento de los que no pertenecen a ese grupo o colectivo («nosotros sí hemos sufrido y vosotros no sabéis lo que es sufrir»).
-Se hacen depositarios de un sufrimiento histórico, lo cual es totalmente absurdo porque, que se sepa, los sentimientos de víctima no se pueden traspasar genéticamente… (pero sí a través de los mitos, por eso estos grupos celebran siempre las derrotas. Véase «Día del orgullo gay», «La diada catalana», «los fusilamientos del 2 de mayo en Madrid», etc. La razón es sencilla; las derrotas activan más la herida narcisista).

Le podemos dar cuantas vueltas filosóficas le queráis pero, al final, las heridas narcisistas conocidas como «victimismo» en realidad se reducen a la típica discusión de los niños: «¡PUES YO MÁS!». «Yo he sufrido porque soy mujer», «Yo más porque soy catalán», «Y yo más que todos vosotros porque soy negro»….
El asunto es que ese «Ego heroico» provocado por la herida narcisista genera alrededor de ti una especie de «burbuja emocional», una burbuja a la que no quieres renunciar porque, como digo, te hace sentir mejor que los demás. Por eso las personas excesivamente románticas e idealistas se meten en todos los grupos victimistas que pueden (como esa perfecta feminista-independentista catalana-lesbiana) aún a pesar de que esas heridas narcisistas te separen del resto; conviven en una tribu.
Esa «burbuja» hace que consideres tu enemigo al que no vive la misma herida narcisista, pudiendo una mujer considerar así al hombre del que está enamorada (por el hecho de no ser mujer) o un conspiranoico nacionalista catalán, por ejemplo, a su compañero conspiranoico madrileño, sin ir más lejos (por el hecho de no ser catalán).
Por eso, los gays, feministas, independentistas o cualquier otro grupo que queráis, saltarán como fieras si le intentas desmontar esa herida narcisista: ¡si se la quitas, su superyó quedará destruido! ¡Construyen su identidad a partir de esa herida que no paran de autolamerse todos los días!
-Ah, entonces, ¿no hay ningún enemigo, como dicen los New Age?
Incorrecto, como casi siempre, los New Age pecan de falta de sentido común, ecuanimidad (y valentía); se van a un extremo y cierran los ojos para no ver el Mal.
¡Claro que existe el Mal! ¡Claro que las feministas, los independentistas y los homosexualizados han sido atacados por el Mal, pero es el Mismo Mal para todos!
¡No hay un mal contra las mujeres, otro contra los independentistas catalanes y otro contra las personas que tomaron fobia al sexo complementario!
Sin ir más lejos, lo que más ha hecho sufrir a lo largo de la Historia a la mujer es la pérdida de su marido e hijos en las guerras, ¡de sus Amores! ¡Lo cual le une al Hombre, fíjate por dónde! Porque todo el mundo sabe que lo más ama una mujer en el mundo es el Amor. Si un catalán sufre para llegar a fin de mes, ¡sufre el mismo poder que hace sufrir al madrileño; los creadores del dinero-deuda!
¡Por definición, el Mal es uno, y trata de fastidiar a todos! Así pues, por definición, si te enfrentas a un Mal que sólo va contra un grupo, entonces, ¡no te estás enfrentando al Mal! ¡Estás siendo utilizado a base de ADOCTRINAMIENTO porque el Mal lo que no quiere es la Paz y la Unidad! ¡Y esto es así aunque te llenes de palabras de paz, amor y libertad como nuestras queridas sacerdotisas de la Diosa! ¡Si no buscas la paz, el amor y la libertad PARA TODOS y sólo trabajas para un grupo, entonces propagas el Mal ¡Vaya paradoja, verdad?
Bueno, ahora ya sabemos para qué sirven en realidad las ONS, y los partidos políticos y….

Javier me paró por la calle en Donosti hace semanas, ¡y nos fuimos a tomar una sidra!
Javier me paró por la calle en Donosti hace semanas, ¡y nos fuimos a tomar una sidra! ¡Pedazo de personaje! A pesar de ser vasco de pedigrí, se negó a aprender euskera durante toda la Paranoia!! ¡Jajaja!

PD: Las dos heridas narcisistas que, a mi juicio, están todavía por descodificar son las del pueblo judío y… ¡la de los mendigos! ¿Por qué una persona decide vivir de la caridad cuando está en plenitud física? (Por ejemplo, los gitanos).

PD 2: Ayer me llama mi amigo burgalés Ignacio, afincado en Fuenterrabía (Guipuzcoa) y me cuenta que un concejal de Bildu (nacionalistas de izquierdas) había sido expulsado del partido por acudir a la celebración del Alarde tradicional, en el que las mujeres tienen el papel de cantineras, frente al «Alarde feminista», en el que usurpan un papel  que no ocuparon en los hechos del siglo XIX que recrean esa tradición. En solidaridad con este concejal nacionalista (que seguía la tradición tal cual es), el resto de los componentes de Bildu en esa alcaldía, han dimitido, con lo que el enfrentamiento entre el victimismo nacionalista y el victimismo feminista se salda con la victoria del segundo. ¡Lo siento por mi amigo Joan Daunis! ¡Tu herida narcisista es «de segunda»! ¡Jajaaja!