Os dije hace pocos días que, tras las acusaciones de Trump de que Obama y Hillary crearon el ISIS, el debate político iba a centrarse -por fin- en la existencia de la conspiración y, más allá, en la naturaleza misma de la realidad en la que vivimos: qué es real y qué es ficción.
Bien, pues ayer mismo la maléfica Hillary Clinton (la villana de los cuentos) se hizo la indignada sobre las acusaciones de Trump y arremetió contra Alex Jones («que dice que el 11-S y el atentado de Oklahoma fueron autoatentados»), convirtiéndole por fin, como él mismo dice en el segundo vídeo que os incluyo, en un personaje popular. Es decir, que al atacarle ha llevado al gran periodista a primera línea política (hasta ahora no le nombraba por su nombre y decía simplemente «el tejano» para no darle publicidad), de manera que, como os decía, la conspiración se ha convertido ya en el tema central de campaña.
Como siempre, se mezclan acusaciones reales con otras no tan ciertas, como la no aclarada matanza de Sandy Hook donde, como sabéis, había gente que actuaron como víctimas pero que han aparecido en otras matanzas: el hecho de que hubiera actores no imposibilita que hubiera habido muertos.
Lo cierto es que, no obstante, la conspiración se ha convertido, por fin, en el asunto central, y a partir de aquí los políticos se van a tener que definir y dejarse de esa tontería decimonónica de la izquierda-derecha: «¿qué es real y qué es ficción, señores diputados?».
