España — 22 mayo, 2017 at 11:47 am

La rebelión de las bases del PSOE certifica el final de los medios de comunicación de masas (como líderes de opinión)

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Esta vez, mi comentario al terremoto vivido en el partido socialista español va a ser muy escueto, porque ya lo he venido anunciando en los pasados meses. Con todos los periódicos en papel, las cadenas de radio y las televisiones (bochornoso el programa de Iñaki López en La Sexta TV, por parcial, del día antes) en contra del «Conde de Montecristo/Pedro Sánchez», el hecho de que la militancia desoyera las consignas de todos los medios de comunicación de masas e hicieran justamente lo contrario, evidencia que estamos ya en una fase distinta de la era del Ser Humano en la que las decisiones políticas ya no se toman en base a lo que emiten esos medios unidireccionales sino que el Internet (donde existe feedback) tiene ya más peso en la creación de la Opinión Pública.
Dado que la democracia moderna se erige(ía) sobre estos medios de comunicación al servicio de los piratas-banqueros, podemos afirmar con rotundidad que el sistema político ha entrado en otra fase y la prensa se tiene que «reinventar» a sí misma porque la gente ya no les cree.
El batacazo de los llamados barones socialistas (con Felipe González y Rubalcaba a la cabeza) es toda una bofetada en la cara pero, obviamente, y conociendo todos los sucios asuntos que podrían salir a la luz si Sánchez e Iglesias llegaran al poder, van a preparar toda una guerra de sabotajes al reelegido secretario general del PSOE. Con el 80% de los diputados socialistas traidores a Sánchez y sin estar éste en el Congreso (entregó su acta cuando le destituyeron), vamos a asistir a una guerra fratricida puesto que, como es lógico, Sánchez empezará a cortar cabezas, cosa que ya ha anunciado una de las afines a Sánchez.
Se mire por donde se mire, esto acaba en ruptura, pero una ruptura favorable a Sánchez, pues él dispone de las siglas del PSOE (la marca, que da legitimidad) y, en cambio, los traidores son incapaces de formar un nuevo partido porque carecen por completo de gancho social.
El problema, a todo esto, es que a esta inestabilidad se une el órdago soberanista de una parte de los partidos catalanes, lo que augura (si el reseteo no lo impide) fuertes marejadas en nuestro país.
A mi modesto entender, lo único que puede impedir que España se fracture es la presión internacional para que la rivalidad futbolística Madrid-Barça no perezca. En Orán, Argelia, cuando se celebran estos partidos tienen que encerrar a los partidarios de uno y otro equipo en distintas salas, para que no se peleen. Os lo juro.