Hombre y Mujer, Malas mujeres, Opinión y Noticias Externas — 15 agosto, 2017 at 3:58 pm

Testimonio de una mujer que maltrató a su novio

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[Como decía hace días, estamos viviendo el comienzo de un cambio de tendencia. Si eres mujer y quieres compartir tu experiencia como maltratadora para así sanar tu corazón, escribe a periodico@rafapal.com Garantizo la confidencialidad].

Hola Rafa,

Me ha conmovido mucho leer el post de las confesiones de hombres
maltratados a manos de sus novias y esposas, así como el video de la mujer
que le pide disculpas a todo el género masculino. Por eso me puse a
escribir mi experiencia como novia malvada, hace unas horas que lo redacté
y me sentía valiente de hacerlo, pero ahora me resisto un poco pues me da
un poco de vergüenza admitir mi maldad. Ojalá sirva de algo esto que te
envío y si quieres publicarlo no hay problema, solo no pongas mis
apellidos, please. Un abrazo!

En otoño del 2012 inicié una relación enfermiza con uno de mis amigos,
ambos estábamos en séptimo semestre de la licenciatura, y aunque éramos
amigos desde el comienzo de nuestros estudios universitarios éramos muy
distintos, él provenía de un pueblo bastante rural y yo era una engreída
chica citadina que había vivido toda su vida en la capital de un estado al
noroeste de México. Por aquel entonces estaba la efervescencia del fin del
mundo y estaba en su apogeo todo lo relacionado a los mayas, yo misma fui
parte de todo ese alboroto, me puse a estudiar los kines mayas y las
profecías también, llevaba un año metida en la gnosis y me sentía una
iluminada, mi ego espiritual estaba muy inflado. Caso contrario mi amigo,
quien llevaba una vida más terrenal, llena de cuestiones mundanas, con
aventurillas sexuales con mujeres casadas o separadas, siempre mayores que
él mínimo 4 años, pero si le llevaban más, por él mejor. Aunque él me
confesaba que esa vida lo hacía sentir vacío y que sus encuentros sexuales
con esas mujeres no eran buenos, sino más bien decepcionantes, me decía que
muchas lo buscaban para vengarse de las infidelidades de sus maridos, o
para sentirse luchonas y chingonas, todo unas hembras libres de acostarse
con quien se les diera la gana, pero que en realidad eran muy inhibidas en
la cama (¡pero qué absurdo!, pensaba yo). Como sea, yo sentía repulsión al
conocer todos estos detalles de gente que ni conozco y, sobre todo, sentía
celos porque él me atraía tremendamente y yo no lo quería aceptar. ¡¿Cómo
una chica tan espiritual e iluminada podía sentir atracción por un hombre
tan sucio y pecador?! ¡Por Dios!

Naturalmente me distancié de él, aunque él seguía insistiendo en que
siguiéramos siendo tan amigos como siempre, pero yo no le hacía caso y
seguía distanciándome. Total que hubo un profesor que se metió entre
nuestras vidas, para él era como su mentor, para mí simplemente era un tipo
molesto y entrometido; sin embargo, este profe comenzó a llenarme la cabeza
con ideas sobre que las chicas bellas están solas porque los hombres temen
acercárseles (seguramente mi amigo le ha de haber contado que yo llevaba un
par de años sin novio y me había enamorado de otros chicos sin tener mucho
éxito con ellos). Mi mente no estaba muy fuerte en aquel verano del 2012, y
las hormonas acaban triunfando sobre la razón cuando hay atracción entre un
hombre y una mujer, por lo que me dejé influenciar por aquel profesor –que
más de una vez me dijo varios piropos– y terminé por ceder ante el macho
que se me ofrecía.

Dentro de mí había una guerra campal, yo estaba dividida en dos, una parte
tonta e influenciable necesitada de cariño y, otra cruel y orgullosa. Ambas
sedientas del amor de un hombre, pues yo sentía que efectivamente tenía
razón el profesor aquel. No obstante, yo sentía unos celos enfermizos por
el pasado de mi entonces novio, me daba asco y coraje, en ratos sentía que
lo odiaba, pues representaba a todos los hombres, a mi padre que nunca supo
demostrarme su cariño y comprensión, a mis ex novios que me rompieron el
corazón, a aquellos chicos que no se atrevieron a declarárseme y a aquellos
otros que no quisieron ser mis novios. Yo lo odiaba y lo amaba, era como si
pudiera apretar un botón para pasar de un sentimiento a otro. Debo confesar
que con nada me daba gusto, sus acciones y actitudes siempre eran
reprochadas por mí, nunca era lo suficientemente bueno… me desesperaba
mucho, tanto que llegaba a sentir una rabia y unas ganas enormes de
golpearlo y eso hacía, ante la menor tontería le pateaba y le daba de
puños, bofetadas, aruños, mordidas, pff… incluso, más de una vez lo golpee
en público, era como si estuviera endemoniada. Recuerdo una canción que si
la escuchaba era segurísimo que tendríamos una pelea épica (mi especialidad
por aquel entonces), era Madness de Muse, en noviembre de 2012 estaba muy
de moda y diario pasaban el video por MTV, a mí me encantaba el video y la
canción, y aunque sabía lo que pasaría después, aun así la escuchaba,
vamos, que me hechizaba. Como cosa extraña, por esas fechas comenzaba a
seguir tu página y varios canales “consparanoicos” en YouTube, pero aún no
me enteraba de la conspiración para destruir el amor entre hombre y mujer.

Como ya lo había mencionado anteriormente, éramos como agua y aceite, por
lo tanto, tanto nuestros compañeros y amigos como los profesores de la
facultad nos veían mal. Era chocante mirarnos juntos, y eso hería mi
orgullo, me avergonzaba de él y por ello le agredía, sin importar quien
estuviera presente en ese momento. Y a eso le agregamos mis celos
enfermizos, pues yo no confiaba en él, sentía que en cualquier momento me
engañaría y me dejaría por otra. Y así sucedió, se fue para el verano del
2013 de intercambio de estudios a otro sitio y allá me puso los cuernos con
otra, menos guapa, lo cual me dio mucha rabia. A su regreso terminó
conmigo, después de 10 meses de locura y violencia de género (ojalá se
escandalicen las feminazis con esto último jajaja), pero yo ya tenía en
espera otro noviazgo, había otro chico esperando la oportunidad de salir
conmigo, era decidido y gracioso, más guapo y más afín a mí, o al menos eso
era lo que yo percibía a simple vista. Así, en menos de 15 días yo ya me
divertía con otro galán, era mi venganza. Mi afán era destruir el ego de
macho de mi ex, demostrarle que yo podía conseguir a otro mejor y más
pronto de lo que él podía imaginárselo (aunque sólo duré un mes con ese
nuevo novio). Sin embargo, yo me sentía vacía y sucia, en el fondo sentía
que me despreciaba a mí misma y solo quería autodestruirme. Fue una época
oscura para mí, no encontraba la luz, lloraba casi todas las noches, me
odiaba a mí misma, si no hubiera sido por el amor de mi madre y mi hermana
menor, así como por el cariño de mis amigos, no sé qué hubiera sido de mí…

Se me escapan algunos detalles, como el hecho de que en ese verano del 2013
comencé a adentrarme más en esa temática de la destrucción del amor entre
hombre y mujer, me dediqué a ver tus conferencias y algo en mí comenzó a
despertar, de cierta forma me hice consciente del mal que estaba haciendo y
cuando él me dejó quise enmendar mi error, solo quería ser la chica más
amorosa del mundo y que Dios disculpara y perdonara mi fechoría. Además, en
ese tiempo platicaba mucho con un amigo que estaba sufriendo exactamente lo
mismo con su chica, quien de la nada le montaba unas peleas
espectacularmente locas e irracionales. Igualmente, otro compañero de la
universidad me platicaba amargamente sobre los pleitos absurdos que tenía
con su mujer, y un amigo más cercano –me decía cuando me veía que estaba
mal en mi noviazgo– que algo debía estar pasándoles a las mujeres que
boicoteábamos nuestras relaciones amorosas, que un amigo suyo se quejaba de
que mínimo cada semana tenía una pelea con su novia. Pero estos no son los
únicos casos de los que me he enterado, también sé de hombres casados que
sufren a manos de sus esposas y que no se atreven a defenderse o a alzar la
voz por temor a que no volver a ver a sus hijos o, en el peor de los casos,
que los encarcelen por algún delito inventado por ellas; otros han visto
cómo injustamente les quitan la custodia de sus hijos para dársela a sus ex
solo por ser mujeres. Y conforme fue pasando el tiempo me parecía más
evidente que las mujeres estamos intoxicadas del veneno de la destrucción
del amor y de la raza humana, por esta razón he decidido dar a conocer mi
testimonio, ojalá sirva de ejemplo y más mujeres se den cuenta del daño que
están causando y padeciendo al mismo tiempo.