Media — 17 noviembre, 2017 at 12:05 pm

¡A J.L. Camacho se le ha ido la cabeza! (¿por completo?)

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Sabe Dios que me vengo mordiendo la lengua desde hace ya años contemplando la histriónica (y casi que autoparódica) deriva del popular youtuber de Mundodesconocido, en reconocimiento por haber sido una de las primeras personas que se atrevió a denunciar la mentira del 11-S, pero mi autocensura ha llegado a su límite.
Su descarado apoyo al secesionismo catalán ya confirmó mis sospechas de que el youtuber vallisoletano (autodeclarado luciferino) escondía unos objetivos inconfesables pero -quien sabe si huyendo de ese mismo fracaso- sus recientes mensajes revelándose como un contactado por los ya clásicos extraterrestres «ummitas» han colmado el vaso de mi paciencia, por el nefasto impacto que van a tener entre los miles de crédulos que le siguen.
Las excelentes condiciones de la grabación de este primer vídeo (estupendo sonido, luz y calidad de la imagen) me hacen sospechar que ha sido grabado en un estudio profesional, lo cual, sumado a su pretendida imagen de seriedad (el traje), nos lleva a que J.L. ha volcado en este vídeo todo su deseo de «pasar a otro plano» («ya que la he cagado con el tema catalán, voy a huir hacia delante»). O sea: que ha ido con «todo».
Pero lo importante (y lo sonrojante) viene cuando visualizamos el vídeo: nos encontramos con que José Luis Camacho nos cuenta ¡como si fueran primicias reveladas a él por extraterrestres! todas las informaciones que han sido contadas por verdaderos «insiders» como Robert Dean ¡hace casi diez años! Y, en su locura, y después de hacer este tipo de revelaciones por supuesta comunicación telepática, nos dice que ¡los ummitas tienen una probabilidad de que sean ciertos en un 85%! O sea, que no está seguro de que existen pero sus mensajes son reales. ¡Demencial!
Después, ya no sé si en el primer o segundo vídeo, se dedica a ofrecer datos ¡que todo el mundo conoce! sobre la desigualdad económica en el mundo ¡como si se los hubieran contado los extraterrestres!
Y entonces uno va trocando la indignación inicial sobre esta descarada tomadura de pelo (que sólo los ingenuos recién llegados a este tema pueden creerse) por la vergüenza ajena, viendo cómo en el minuto 9:35» del segundo vídeo vuelve a las andadas de sus prediciones apocalípticas, asegurando que no se puede atajar el mal, que los extraterrestres dirigen la Red y que todo va a estallar a partir del año 2019. En el minuto 14 llega a predecir una guerra total mundial. Erradas redicciones que ha venido repitiendo en torno a la III Guerra Mundial desencadenada en Siria, y de las cuales jamás ha pedido perdón ni se ha desdicho.
Después de esto, a uno le viene a la cabeza el misterioso bloguero «El Robot Pescador» y se pregunta, dada la similar línea editorial, si no será el propio J.L., trabajando, como en este vídeo, para extender la paranoia entre la población, con la sencilla fórmula de tomar datos que todo el mundo conoce e interpretarlos como si los hubiera recibido por comunicación telepática: obviamente, algo que sólo se pueden tragar los muy desinformados.
Termino con una curiosidad. Con esta serie de vídeos, José Luis Camacho se une a Alberto Canosa, Sergio Pop y David Parcerisa, youtubers de diferente peso y tendencias dentro de la conspiranoia, pero que coinciden en una cosa: en el último año todos ellos se han declarado mesías, contactados o elegidos espiritualmente. ¿No os parece curioso? ¡Una auténtica epidemia! ¿Funciona el fenómeno MK Ultra entre los líderes conspiranoicos o estamos hablando de una posesión espiritual?
PD: Si pongo entre interrogaciones la expresión «por completo» es porque quiero pensar que José Luis podría recobrar la razón, aunque lo considero tremendamente difícil. La razón es que, en la exitosa posición en la que está, y con mucha gente «riéndole las gracias», me parece muy difícil que alguien de su entorno consiga decirle la verdad: en el delirio en el que vive, apuesto a que no puede echar el freno y va a continuar por el mismo sendero hasta que pierda, definitivamente, la razón. Tiempo al tiempo.