Si uno repasa la trayectoria de Jerome Powell, nuevo presidente de la Reserva Federal, encontrará un curriculum ligado a las altas esferas financieras que le pueden hacer pasar por un «tiburón de Wall Street más».
Sin embargo, existen ciertos datos que nos abren ciertas esperanzas.
Ante todo es el primer cristiano en acceder al cargo desde el año 1987 en el que Reagan nombró a Volcker, de origen alemán, al cual sucedieron los judíos Greenspan, Bernanke y Yellen. Evidentemente, y teniendo en cuenta que Powell procede de una familia ligada a la universidad jesuita de Columbus, nos encontramos con que es muy posible que salgamos de dudas sobre la última controversia entre los conspiranoicos y conspirólogos: si son los jesuitas o los judíos quienes están en la cúspide de la pirámide del poder.
El segundo elemento a considerar es que Powell no es economista sino politólogo. ¿Que por qué es importante esto? Dado que la creación de la Reserva Federal fue un asunto político disfrazado de económico, puede ser una buena señal.
El tercer elemento es que, si uno repasa su biografía, Powell se ha mostrado favorable a la reforma de Wall Street conocida como Dodd-Frank, y ha hablado en contra del lema «too big to fail» que ha protegido a los grandes bancos de entrar en bancarrota, siendo salvados por el ejecutivo.
En estas mismas fechas, Trump nombrará a varios miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal que se han de renovar, por lo que tendrá pleno control sobre la emisión del dólar.
Entonces, no habrá excusas y por fin saldremos de dudas sobre el posicionamiento de la cúpula de la religión católica, encarnada en los Caballeros de Malta.
