España, Opinión y Noticias Externas — 10 mayo, 2018 at 12:05 pm

La izquierda pierde la razón por completo por culpa del feminismo: Diario Público, Zizek y David Bollero

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Intentar ser coherentes cuando tus postulados son contrarios a la igualdad y la justicia que dices defender es una tarea que conduce, necesariamente, a la esquizofrenia, la locura. Eso es lo que uno percibe cuando lee esta demencial crónica de la aparición del filósofo marxista freudiano apoyado por la oficialidad Zizek (¿os acordáis que hace un par de años os dije que le iban a aupar); gracias al bloguero «Astillas de realidad» por darme el chivatazo). Bueno pues hace un par de días había unas grandes colas en el Ateneo de Madrid para verle, y luego soltar incongruencias como ésta: «cuando las mujeres se visten provocativas, se objetualizan para atraer al hombre, están jugando activamente». ¡En realidad está diciendo que las mujeres usan el sexo para manipularnos! Y acaba diciendo que la mujer ha de llevar el rol dominante en la seducción. En fin, el que sigue a un loco…
La siguiente locura publicada por el diario Público me duele más porque conocí a quien la escribe cuando ambos trabajábamos en el periodismo informático y cuando dejé de verle tenía un concepto de persona responsable. El caso es que acabó en el diario Público, y David Bollero, al que recuerdo como una persona con sentido común, ha acabado abrazando la secta del marxismo cultural y criticando a un determinado partido político ¡PORQUE NO ES FEMINISTA!
De verdad que, seguramente a vosotros os parecerá una locura más de las muchas que se leen, pero a mí, al venir de un ser humano que conozco, y del que tenía una buena opinión, este artículo me ha producido entre el escándalo y la risa: ¡David, por Dios: ¿qué pasa, que el feminismo es una religión obligatoria?!
Recuerdo que cuando dejé de verle (allá por finales de los años 90), David se acababa de separar después de comprar una vivienda a medias con su novia. Sabe Dios lo que le habrá pasado en esta vida para que se acabe convirtiendo en un apóstol de su propia castración.
No es el único: si yo os contara las cosas que veo entre antiguos amigos que han subido peldaños dentro del sistema y defienden el feminismo… Supongo que es el precio que hay que pagar, ¿verdad, David?
¡Castración democrática!