El tema se está convirtiendo en el asunto central en la vieja Europa, y sirve para analizar el porqué los europeos se están orientando hacia partidos políticos antisistema.
El País dedica dos artículos a Italia: uno de Alexander Stille y otro de Daniel Verdú. En su sección de cultura, repasa algunos de los libros que están analizando el devenir de la conciencia de cada país.
El más acertado, a mi parecer, es el que firma Carlos Sánchez para El Confidencial porque, por fin, alguien se plantea erradicar los motivos por los que tanta gente africana decide marcharse a Europa. «La creación de campos de refugiados en Europa solo puede ser válida si los países de acogida están dispuestos a dejar de vender armas a zonas en conflicto, a abrir sus aduanas a productos procedentes de países en desarrollo, a dejar de explotar materias primas básicas con un coste enorme en términos de corrupción y soborno y a destinar recursos suficientes para que esas personas vivan con la dignidad que se merecen«.
Francia, el país que lidera la sustitución de la raza europea por la africana, anuncia que va a reducir las ayudas a los pobres franceses… para dárselas a los africanos.
