Anoche, todavía 23 de julio, Sorcha Faal publicaba una apocalíptica noticia que describía una descomunal serie de incendios que recorrían Siberia (190), poco después de que el sol se oscureciera durante tres horas en el círculo polar ártico, donde en esta época del año tienen 24 horas de luz ininterrumpida y que llevó a los esquimales que era un signo del «llanto de Dios». La nube de humo era tan grande que llegó hasta la costa oeste de Estados Unido y se podía ver desde el espacio, a una distancia de 16 millones de kilómetros.
El asunto es que los incendios se han traspasado a Suecia, Canadá y, cuando escribo esta noticia (11 de la mañana del 24 de julio), se han reproducido en… Grecia. El peligro para la taiga siberiana y para el calentamiento del polo es grandísimo, lo que no cuenta la noticia es el origen de estos incendios simultáneas, que coinciden con un eclipse: a mi modo de ver es el último grito de La Bestia antes de perecer (debido al acuerdo entre Putin y Trump).
