Mientras el mundo conspiranoico lleva década y media empantanado con los chemtrails, la mayor parte de la gente desconoce que una amenaza más cercana y por tanto, solucionable, nos ataca desde los plásticos y materiales con los que convivimos diariamente: los disruptores del sistema endocrino y son responsables de la ola de esterilidad (y de buena parte de los cánceres) que padecemos. ¿Por qué Greenpeace, los conspiranoicos y los animalistas no hablan de ello?
