Como en todas las ingenierías sociales, hay un punto en el que la cosa «se sale de madre» y la solución al problema previamente creado deja a todos boquiabiertos; sin argumentos para refutar tamaño despropósito.
Ha sido mi amigo Paco quien me ha dado la clave para entender el anuncio de Christine Lagarde, flamante nueva presidenta del Banco Central Europa, de que iban a comenzar una Quantitative Easing (creación de dinero sin precedentes ni riqueza que lo respalde) para respaldar el deseado cambio de las estructuras energéticas para dejar de producir CO2 y así salvar al planeta.
En realidad, es una pretexto para rescatar a todas las grandes empresas del mundo (al borde de la bancarrota, igual que los bancos que les han prestado), y así tomar el control de todas ellas, una vez rescatadas (y siempre, dentro del contexto de los momentos previos al reseteo del sistema monetario).
En definitiva: toda la repentina histeria en torno a Greta y el supuesto apocalipsis del CO2 es un golpe de estado a nivel mundial, tan grande como la alarma provocada.
No me felicitéis a mí: ha sido Paco quien lo vió.
