Vengo defendiendo desde hace años los informes de Sorcha Faal porque resulta imposible que un día después de una reunión como la de Trump con Putin en el G-20 haga un resumen tan detallado (y coherente, dadas las complejidades de la situación) como el que hace esta vez.
En esta auténtica locura geopolítica que estamos viviendo desde la llegada al poder del extravagante millonario, estos informes rusos nos cuentan que Trump ha aceptado que Ucrania vuelva a la órbita rusa (y por tanto, el restablecimiento de la «Gran Rusia»), a cambio de que el país eurasiático contenga las ansias expansionistas chinas que, según el propio ministro de defensa James Mattis, amenazan a Siberia y ya están generando un conflicto con la India en Sikkim.
Se confirma pues que las continuas amenazas de guerra en Corea del Norte forman parte de los mutuos avisos que China y Estados Unidos se están enviando (y que Rusia está evitando que se materialicen).
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El aceptar que ahora el poder mundial es cosa de tres: China, Estados Unidos y Rusia (tres países en contra de la política de género), implica que la ONU debería derogar las ayudas a los movimientos gay y feminista en los próximos meses. Sólo faltaría el control de George Soros, que habría de llegar en cuanto se produjera el reseteo del sistema monetario. Para ello es necesario un clima de confianza entre China y Estados Unidos que sólo puede establecer un país: Rusia.
