General, Política actual — 22 mayo, 2012 at 12:24 pm

El timo de los pingüinos gays que adoptan un bebé, decodificado

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La pareidolia es un trastorno de la percepción que consiste en ver lo que uno quiere ver
La pareidolia es un trastorno de la percepción que consiste en ver lo que uno quiere ver

Seguramente,habéis oído esta noticia en estos días: una tierna historia de amor homosexual de dos pingüinos del zoo de Madrid que termina con la adopción de un huevo, haciendo realidad la «paternidad homosexual».

Ayer, con una bajada anormal de energía semifebril, utilizaba mis pocas neuronas en funcionamiento para repasar, echado en la cama, algunas noticias de actualidad. De repente, me vino a la cabeza la historia de los pingüinos gays del zoo de Madrid y me dije: «¡esta misma historia la he visto yo en Rusia Today hace unas semanas!».

San Google me dio la razón: la noticia gemela hace alusión a otros dos pingüinos, esta vez en un zoo de China, que «se hacen cargo de una cría de una madre que no puede cuidarlo», haciendo realidad su «sueño de paternidad».

Entonces, me acordé de que cuando veía con mis amigos del barrio algún documental de pingüinos bromeábamos con su manera de andar («parecen mariquitas!») y me dio por pensar que, realmente, esto parecía una broma. Una broma interesada, claro.

Así que comencé a buscar la misma noticia, en otros países, intentando encontrar la Ingeniería Social. Y la encontré. Atención.

Inglaterra: «Pingüinos homosexuales roban huevos de parejas normales para ser padres».
Italia: «La ultraderecha italiana quiere quemar un libro sobre pingüinos homosexuales». (El libro muestra a «dos pingüinos homosexuales» adoptando una cría).

Estados Unidos: «El libro sobre el pingüino gay revoluciona la escuela de Illinois«. El libro con ilustraciones llamado «Y con Tango son tres» versa sobre la historia real de dos pingüinos macho en el zoo de Nueva York que adoptaron un huevo fertilizado y lo cuidaron como si fuera suyo».
Alemania: «Dos pingüinos homosexuales adoptan un polluelo: la pareja de aves de un zoo alemán se hizo cargo de un huevo rechazado por sus padres». En el cuerpo de la noticia se lee un párrafo memorable: «la vida diaria de la curiosa pareja está marcada por la rutina de alimentar a su bebé con la papilla de pescado que regurgitan alternativamente: limpiarlo y darle calor hasta que alcance la edad adulta».

Canadá (Para mí, la mejor, por el componente melodramático que incluye): «Zoológico de Toronto separará a una pareja de pingüinos homosexuales para preservar su especie». La historia de amor de los pingüinos gay Pedro y Buddy se ve impedida de continuar porque el zoológico necesita que dos hembras tengan descendencia. Sin embargo, según continúa la noticia, «esta historia de amor podría ser retomada dentro de poco, ya que se ha informado que los pingüinos serán reunidos tras aparearse con el par de hembras».  (Fantástica!).
El culebrón continúa en esta noticia de Méjico: «Termina la relación de dos pingüinos gays». Uno de los pingüinos gays mencionados encuentra una hembra y abandona, por lo tanto, al movimiento gay. Esta historia introduce en la psique el concepto de que hay hombres homosexuales que se ven «obligados» a vivir con mujeres cuando lo que en realidad les gusta es convivir con otro macho.

La mano de la ingeniería social parece clara. Dadas las similitudes en la forma de andar entre los pingüinos y los humanos, se pretende introducir en el inconsciente colectivo que el «problema de los homosexuales que quieren ser padres» ocurre en otras especies animales. Es decir, una tendencia o moda. Tras escuchar la misma noticia procedente de diferentes lugares del Planeta pareciera que dentro de unos días se va a lanzar el Movimiento Gay Pingüino y vamos a tener una cabalgata de estos diminutos señores en tanga de cuero cantando a los Village People.

Pero no. Es una ilusión. Un espejismo. No podemos contrastar la noticia porque nos tenemos que fiar del zoólogo que la surte (seguramente, presionado por la propia dirección, que a su vez, sigue órdenes de más arriba).

Mientras tanto, los Ricky Martin, Miguel Bosé o Cristiano Ronaldo, víctimas del conjuro, siguen el dictado de los perpetradores de esta Ingeniería Social, comprando hijos, en piezas o enteros, para hacerlos suyos.