Se me saltan las lágrimas al ver a este rabino, líder del movimiento judío antisionista, Naturei Karta, a las puertas de la conferencia de «paz» sobre Palestina, en Anápolis, en un estremecedor parlamento cuestionando la mera existencia del estado de Israel y proponiendo un estado de ¡Palestina! en el que convivan todos los seres humanos de ese territorio.
Weiss, apoyado por otros judíos ortodoxos, niega que las personas (sionistas) que crearon y gestionan el estado de Israel, sean verdaderos judíos. Weiss sostiene que, en realidad, son ateos que actúan en contra de la ley de Dios, asesinando y torturando a los musulmanes, con los que han convivido durante siglos los judíos semitas de Palestina durante siglos de paz. Weiss se enfrenta a otros judíos a la puerta de la conferencia de paz con los mejores argumentos con los que se utilizar contra los sionistas: los de los propios judíos religiosos. Weiss, que conoce las sagradas escrituras mejor que ninguno de los políticos israelitas, lo deja bien claro: el estado de Israel no es un problema ni de raza ni de religión, es un asunto estrictamente político, de dominación de una élite, que nada tiene que ver con la religión judía, sobre otras poblaciones. Los pueblos árabe y judío han convivido en paz durante generaciones.
