Como esperábamos, las informaciones que ponen en cuestión la versión oficial del siniestro del avión de Germanwings en los alpes franceses han comenzado a aparecer según se disipa el furor inicial.
Me cuentan que en el Canal+ francés ha aparecido el jefe de un sindicato de pilotos llamado Gerard Arnaud, argumentando que es imposible que la caja negra haya registrado la respiración del piloto porque sencillamente ese tipo de avión hace un ruido tan grande que los aviadores tienen que ponerse auriculares para poder conversar entre elos. Aparte, el mismo experto, y comandante aéreo, ha añadido que ese avión no hace ningún ruido cuando se activa el sistema de descenso del avión, al contrario de lo que se ha dicho.
Por su parte, el agente Tom Heneghan sí concuerda con que el avión fue estrellado a propósito por el copiloto pero a consecuencia de un programa MK Ultra (recordemos que parece que tomaba medicación antidepresión, como otros muchos de estos asesinos sin conciencia). El «móvil del crimen» según Heneghan habría sido deshacerse de un agente de inteligencia francés y un periodista alemán del Der Spiegel que viajaban en el avión y tenían información acerca del reciente atentado de París que apuntaba al gobierno de Yemen y la célula terrorista alemana Becker, bajo financiación del Banco inglés del Medio Oriente. Ambos estaban en comunicación con sus respectivos gobiernos. El ataque a Yemen actual por parte de la coalición árabe es, precisamente, para evitar que se conozca el verdadero origen de Al Qaeda.
Por otro lado, Rusia Today publica un interesantísimo comentario de un empresario ruso (y casi seguro agente de inteligencia) ponderando, atinadamente, que la paranoia del 11-S ha sido la causa del estrelle del avión puesto que las exageradas medidas de seguridad de la puerta del piloto provocaron, precisamente, que no pudiera volver a pilotar el avión.