General, Política actual — 19 febrero, 2010 at 11:31 am

Crowley, Rasputín, Gurdjeff, Hitler, Dalai Lama, Prescott Bush, Obama… Todos preocupados por el ADN de los niños índigo

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Gurdjeff
Gurdjeff
Atención a esta información porque vais a poner muchas piezas del rompecabezas, con personajes como Aleister Crowley, Rasputín y Gurdjeff.
Fuentes rusas informan de la reunión mantenida hace unas semanas entre el patriarca de la iglesia ortodoxa en Moscú (Hilarión), el embajador irlandés en Moscú en esa misma ciudad (Philip McDonagh) y el segundo del ministerio de asuntos exteriores ruso (Yakovenko) en la que todos expresaron su preocupación por «la identificación y captura de niños de las estrellas en Estados Unidos». [«Niños de las estrellas» en nuestro lenguaje habitual se conoce como «niños índigo» o «niños cristal» por lo que a lo largo del artículo utilizaré ambas denominaciones].
El artículo de la enigmática Sorcha Faal repasa la historia de esta denominación de «niños estelares» o despiertos desde el comienzo de la Alemania nazi, concretamente, del mentor espiritual de Hitler, el General Karl Ernst Haushofer, un gran desconocido para la inmensa mayoría pero cuya vida nos puede aclarar muchas cosas sobre el nazismo y la II Guerra Mundial. El citado General provenía de una familia de artistas y pensadores, razón por la cual se interesó por la mística oriental, realizando viajes a Japón, India y el sudeste asiático, llegando a conocer a personalidades de la época. En uno de sus viajes, entró en contacto con el mítico místico georgiano, Gurdjeff, del que se hizo discípulo. Para quien no le conozca, Gurdjeff es uno de los personajes claves de la extensión del sufismo en Occidente, además de creador de su propio camino espiritual, conocido como «Cuarto Camino».
Lo que yo por lo menos desconocía hasta ahora es que el famoso Rasputín ruso (consejero de los zares y hombre influyente en el cambio de siglo) temía a Gurdjeff como a nada en el mundo y el propio Aleister Crowley (mago negro donde los haya) también tuvo su enfrentamiento con el mítico georgiano. Tenemos aquí a tres personajes claves de la historia oculta de finales del XIX y de comienzos del XX. (¡Menuda película se podría hacer con estos mimbres!).
Gurdjeff avisó de los oscuros acontecimientos que se cernían sobre Europa debido «a las malevolentes fuerzas de los viejos dioses».
El caso es que (y aquí empieza lo bueno), a consecuencia de la influencia de Gurdjeff, el General Haushofer fundó a su regreso a Alemania las sociedades secretas de Vril y de Thule, fundamentales para entender el nazismo, su conexión ET y las famosas expediciones buscando el Grial… y Shamballa. Cualquier análisis del nazismo que pase por alto su conexión con esta espiritualidad secreta no podrá llegar a entender a Hitler y el propio III Reich. Al parecer, gracias a la influencia de Gurdjeff y sus prácticas de budismo Zen, Haushofer entendió que el Planeta Tierra iba a empezar a recibir la llegada de los «niños de las estrellas» -es decir, lo que ahora conoceríamos como «niños índigo»- que llegarían con el propósito de «reactivar el espíritu escondido» y decidió preparar el camino para esta generación con el ADN activado, comenzando crear una sociedad utópica con ese fin. Ese fue el objetivo de las sociedades de Thule, de Vril y del propio Hitler… EN UN PRINCIPIO.
La cuestión es que Hitler fue apoyado económicamente por los banqueros sionistas, entre los que se encontraba Prescott Bush (abuelo del penúltimo presidente USA), y éstos tenían unas ideas muy diferentes acerca de los «niños de las estrellas» porque les podían joder el negocio (y nunca mejor dicho). Entonces es donde aparece la figura de Heinrich Himler, segundo de a bordo de Hitler, que creó la sociedad secreta Ahnenerbe para competir con la de Thule y la de Vril… con otros objetivos muy diferentes. Himler estaba influido por el mago negro británico Aleister Crowley, quien le influyó con su doctrina acerca de una mítica raza Aria cuyo poder debería recobrar. A través de Himler, Crowley influyó secretamente en el nazismo como veremos en el caso de Rudolf Hess.
La lucha entre Haushofer y Himler por influir en Hitler se acabó decantando por el segundo gracias a la ayuda de monjes tibetanos y, según esta información, del propio Dalai Lama, lo que explica las expediciones nazis a este remoto lugar, a cargo de Ernest Schafer. (Lo que yo tenía entendido es que no fueron lamas tibetanos sino monjes de la secta Bon, que era el chamanismo tibetano previo al budismo).

El encuentro de las esvásticas del oeste y del este fructificó en numerosas influencias tibetanas en el régimen nazi, como el cuerpo de élite de las SS y otras en las propias sociedades secretas. La información rusa señala que en Lhasa hay documentos que prueban todas estas informaciones (esperemos que salgan a la luz).
Al parecer, el famoso viaje de Rudolf Hess en 1941 a Inglaterra para, supuestamente, firmar la paz con los ingleses, en realidad fue para informarles de los benévolos planes nazis sobre los «niños de las estrellas» pero Aleister Crowley engañó a Hess ejerciendo de supuesto mediador ante Churchill (otro discípulo suyo). Hess fue detenido y se pasó toda la II Guerra Mundial encerrado en una cárcel y así continuó después de los juicios de Nuremberg, a pesar de que no había participado en ningún acontecimiento de la guerra. La razón es que Rudolf Hess era de la misma cuerda que Haushofer.
Al acabar la guerra, el propio Haushofer fue llevado al juicio de Nuremberg, del cual salió inocente pero, a pesar de ello, también continuó bajo arresto. Sólo se dejó hablar con él al padre jesuita Edmund Walsh, fundador de la Universidad de Georgetown, que declaró que Haushofer era inocente. Extrañamente, el general místico y su mujer «se suicidaron» a los pocos días… (1946).
La reciente reunión encabezada por el pope ortodoxo giró en torno a la desaparición hace quince días de 11 toneladas de sangre en Estados Unidos, que fueron llevadas a las dependencias de la firma Baxter en Austria, donde tienen pensado crear otro virus específico para los niños indigo que están ahora mismo despertando y desarrollando nuevas hélices del ADN que les harían inmunes a estos virus.
Todo ello ocurre simultáneamente a una nueva medida policial en Estados Unidos que ha sido contada por Alex Jones. En concreto, esta nueva medida permite al estado recopilar el ADN de todos los niños que nacen en este país por parte del Departamento de Seguridad del país y sin que medie el consentimiento de los padres, en base a «la seguridad nacional»-
Esta medida se une a la inyección dentro de las vacunas de «inhibidores del desarrollo» (creados para impedir que su ADN desarrolle nuevas hélices del ADN) y, por supuesto, las drogas que se inoculan a los llamados «niños hiperactivos» que ya suman 27 millones en Estados Unidos.
Todo lo que ocurrió en el siglo XX (y en los comienzos del XXI) como véis, gira en torno al despertar.
PD: Los niños de las estrellas de los que hablan los rusos somos… Tú y yo, obviamente.
PD 2: Este mensaje espiritual es la otra cara de la moneda.