La serpiente acaba mordiéndose la cola.
El juicio en suelo de la corona británica a un sueco acusado de unirse a un grupo terrorista islámico que combate al gobierno Assad ha devenido en la apoteosis del despropósito moral en el que vive la sociedad humana, puesto que el grupo al que se unió Bherlin Gildo ¡está financiado por el gobierno inglés!
La vista oral del juicio quedó paralizada cuando los defensores del terrorista colocaban encima de la mesa las noticia de The Guardian y The New York Times en las que se probaba que el grupo terrorista al que se unió el sueco forma parte del mismo gobierno que le estaba juzgando (el inglés).
En esa tesitura moral (condenar a un hombre por apoyar a un grupo que también está siendo apoyado por el propio estado que le juzga), finalmente los abogados consiguieron la absolución del defendido, lo que, de rebote, abre una curiosa vía de defensa para todos los terroristas islámicos detenidos en los países de la OTAN.
Lo dicho: la contradicción ha llegado a su momento culminante.