Repasemos la secuencia de acontecimientos.
Primero fue el caso del niño de Olot que supuestamente murió de una enfermedad superada, como la difteria (nadie sabe cómo se contagió), perfecta excusa para echarle la culpa a la no vacunación, lo que ha desembocado en una campaña de persecución contra los padres que preservan la naturaleza de sus hijos.
Mientras esto sucedía, en Estados Unidos estaban asesinando a médicos alternativos que habían hallado que una proteína presente en las vacunas desactiva el sistema inmunitario.
Hoy tenemos en las calles una campaña de Médicos Sin Fronteras culpabilizando al movimiento antivacunas y, para acabar de redondear la cuestión, la muy estimable revista de cultura rock Jot Down se descuelga con un artículo contra la medicina naturista ¡unos días después de que fuera comprada por el diario del Club Bilderberg, El País! Perfectamente coordinados, la web de izquierdista oficialista Meneame, la coloca esta mañana del 30 de julio en lugar preferente de su ránking. Que publiquen un artículo que tiene que ver tan poco con su línea editorial dos semanas después de firmar el acuerdo con la franquicia del Club Bilderberg solo se puede deber a una cosa: una orden de Juan Luis Cebrián, una vez que han sido comprados, de manera que ahora sirven a los planes eugenistas de la élite. Se han pasado «al lado oscuro de la Fuerza», vaya.
Si unimos todas estas «causalidades», nos encontramos con el comienzo de una campaña de criminalización de la medicina natural que, me temo, va a ir a más este otoño.
¿El remedio?
Recordad el fiasco de la gripe A.