Gracias a Jose, del blog Luz de salinas 3, he leído este libro de J.J. Benítez del año 2000 que siempre me había atraído.
Me atraía su portada y sabía que se lo dedicó a su padre cuando murió pero la verdad es que me había hecho la idea de que sería algo poético, amoroso pero tan personal que… no valía la pena leerlo.
Nada más lejos de la realidad.
Es cierto que se dirige a su padre una vez muerto, pero lo que escribe J.J. trasciende el aspecto puramente personal de la despedida de un ser querido ¡para contarnos lo que hay después de la muerte!
Es decir, «Al fin libre» supera con creces el Bardo Tibetano y describe con minuciosidad (en capítulos cortitos pero con una profundidad sólo explicable por el propio tema que trata) cómo son los diferentes estados que se atravesan después de abandonar el cuerpo y las «cosas» que se pueden hacer con cada uno de esos estados.
Para que os hagáis una idea: en el estado «MAT-1», tienes el cuerpo del mejor momento de tu vida y reconoces a tus familiares y amigos.
El asunto, queridos amigos, es que lo que cuenta J.J. suena tan real tan real tan real… que, como todo lo que escribe, te deja con un regusto muy especial… Cada página es tan bella y tan profunda que te tienes que parar a meditar cada poco tiempo, de manera que las apenas 90 páginas que tiene, te dan para unas cuantas semanas… al borde de las lágrimas. Pero no unas lágrimas de tristeza, sino de alegría, de ahí que el hiperbólico título «Al fin libre», encuentra todo el significado: tras leerlo, tienes la certeza de que la muerte es un estado de libertad.
Ergo: si queréis superar el miedo a la muerte o entended la pérdida de un ser querido, ¡leedlo!