[Este es el artículo, traducido por Alain, del cual os hablaba el otro día, publicado por el diario inglés The Telegraph].
Durante siglos, la élite mundial ha trabajado para eliminar el oro como
referencia financiera física e ideológica. Sin embargo, estos esfuerzos han
fracasado. Hoy el oro está más vigente que nunca.
¿Qué tiene que ver la vida de tu bisabuelo y tus inversiones?
Aunque no lo creas, mucho. La historia que tengo para contarte tiene sus
orígenes en los años de comienzo de la Primer Guerra Mundial. Sin duda se
trata de un acontecimiento tristemente recordado, pero es vital para
entender lo que pasa con el oro en la actualidad.
Todo comienza en 1914, cuando el Reino Unido ingresó en la Primera Guerra
Mundial y el Banco de Inglaterra quiso suspender la convertibilidad de sus
billetes en oro. El reconocido economista británico John Maynard Keynes,
advirtió al Banco que no lo hiciera ya que el oro era escaso y limitado en
contraposición al dinero.
Los expertos como Keynes, decían que si el Reino Unido mantenía su actual
política monetaria y no eliminaba el oro como referencia, podría financiar
la guerra de una manera más eficiente que si optaba por lo opuesto.
The House of Morgan, entidad financiera que posteriormente se llamaría JP
Morgan, ofreció jugosos préstamos al Reino Unido, dejando a Alemania, la
otra cara de la guerra, con las manos vacías. Este financiamiento fue
crucial para el Reino Unido ya que lo sostuvo a flote durante los años que
duró la confrontación bélica, hasta el mismísimo instante en el cuál
Estados Unidos abandonó su neutralidad e ingresó del lado británico en
detrimento de los bárbaros.
A pesar de que Inglaterra mantuvo la convertibilidad de la Libra al oro, el
Banco de Inglaterra desalentaba esta operación.
Las monedas de oro fueron sacadas de circulación y convertidas en barras de
oro, limitando así el acceso al metal precioso a la élite mundial, quien lo
mantenía bien resguardado en bóvedas. Algo similar ocurrió en los Estados
Unidos.
Años más tarde, en 1933, el presidente de los Estados Unidos Franklin
Roosevelt, decretó que la posesión de oro era un crimen y en 1971, el
también presidente Richard Nixon, ordenó que ningún socio comercial de su
país podía cambiar dólares por el metal precioso. Nixon, sin embargo,
anunció que esta restricción era temporal. Pese a sus palabras, 45 años más
tarde, la ventana aún permanece cerrada.
En 1973, las naciones que formaban el G7 y el Fondo Monetario Internacional
(FMI), decidieron romper la paridad que había entre sus monedas y el oro.
Esta decisión no solo eliminó los requisitos que obligaban a todos los
países que formaban parte del FMI a mantener el metal precioso en las
reservas de sus respectivos bancos centrales, sino que también catalogó al
oro como un commodity cualquiera. Es decir, para las élites mundiales, el
oro estaba muerto.
Sin embargo, el tan codiciado metal, nunca se despidió del centro de
atención y, hasta el día de hoy, las naciones mantienen un gran stock del
mismo en sus respectivas arcas. Estados Unidos, por ejemplo, tiene 8.133
toneladas de oro, los países de la Unión Europea 10.788, China dice tener
1.788 (aunque ese número en realidad se acerca más a 4.000 toneladas),
Rusia 1.447 toneladas y ha estado adquiriendo 200 toneladas de oro por año.
Finalmente, México, Kazajistán y Vietnam entre otras naciones, han estado
incrementando sus reservas de oro recientemente mientras el Reino Unido,
vendió la mitad de su stock entre 1999 y 2002.
Es decir, después de décadas demonizando el oro, los bancos centrales se
han convertido en compradores. *La carrera por el oro, ha comenzado.*
¿Pero qué es lo que hace del oro un metal tan atractivo?
En muchos casos, los bancos centrales utilizan el oro como resguardo de
situaciones inflacionarias utilizando el dólar como moneda de referencia.
China tiene US$ 3,2 billones de reservas y la mitad de éstas están
denominadas en la moneda norteamericana, principalmente en bonos del tesoro
americano. No existe mejor amigo del dólar que China. Sin embargo, las
probabilidades de un período inflacionario en los Estados Unidos se
incrementan y China no puede desprenderse de estos bonos ya que, de
hacerlo, colapsaría la moneda norteamericana y obligaría al presidente de
los Estados Unidos a tomar medidas recíprocas, como, por ejemplo, congelar
todas las cuentas chinas en los EE.UU.
Los chinos saben que esto es posible y, por el momento, se guardarán sus
dólares. Pero mantienen su legítima preocupación que los Estados Unidos
manipulará su moneda para reducir los US$ 19 billones de deuda pública que
tiene.
Por este motivo, la solución china fue comprar oro ya que, si EE.UU.
ingresa en un período inflacionario, sus tenencias de bonos del tesoro se
devaluarán pero el precio del oro en dólares se apreciará
considerablemente. He aquí el resguardo chino ante situaciones
inflacionarias y el atractivo que resulta el oro para este país asiático.
Para otros países como Rusia, el oro es un arma financiera para batallas
geopolíticas del siglo XXI. Estados Unidos controla todos los sistemas a
nivel mundial de pagos en su propia moneda y, con ayuda de sus aliados
europeos, podría expulsar a cualquier nación de este sistema de pagos
llamado Swift. El oro es inmune ante cualquier ataque geopolítico de esta
envergadura y las tenencias físicas de este material no pueden ser
congeladas, hackeadas o borradas «por accidente». El transporte del oro
como método de pago es, para Rusia, una herramienta indispensable para
defenderse ante cualquier ataque geopolítico como el anteriormente
mencionado.
Existe un grupo de países que están comprando oro en anticipación del
colapso del sistema monetario internacional, que ha colapsado tres veces en
los últimos 100 años. Cada vez que el sistema monetario colapsó, las
principales economías mundiales cambiaron las reglas de juego. Esto ocurrió
por primera vez en Génova en 1922, en Breton Woods en 1944 y en Smithsonian
en 1971. Es decir, el sistema monetario internacional tiene un promedio de
vida de 30 años.
Ya han transcurrido 30 años de los Acuerdos del Louvre (continuación de la
reunión de Smithsonian) y, aunque no hay garantías de que el sistema
monetario colapse mañana, no sería ninguna sorpresa que esto ocurriera.
Cuando comience el próximo colapso, no habrá interés entre las principales
naciones en utilizar el dólar como moneda de referencia.
El yuan chino y el rublo ruso no son consideradas como monedas de reserva y
actualmente las únicas dos referencias monetarias a nivel mundial, que no
sea el dólar, son los llamados «derechos especiales de giro» del FMI y el
oro.
Los críticos aseguran que no hay suficiente oro para mantener todo el
sistema monetario internacional y esto no es así. Siempre hay suficiente
oro; es tan solo una cuestión de precio. Si tomamos la oferta de dinero
(M1) en China, en la Eurozona, en los Estados Unidos y usamos un 40% de
resguardo en oro, el precio implícito del oro sería US$ 10.000 por onza. A
este precio cualquier sistema monetario puede ser sostenido sin problema
alguno.
Cuando hablamos de las élites mundiales, mirad lo que hacen, no lo que
dicen. Mientras demonizan el oro públicamente, lo compran en cada
oportunidad que tienen, lo guardan ente sábanas de seda y lo tienen listo
para poderlo utilizar cuando ocurra la próxima crisis internacional, para
comprar un lugar en la mesa que determine el nuevo sistema monetario
internacional.
Sigo atentamente cada movimiento de las autoridades monetarias globales en
mi newsletter Inteligencia Estratégica donde intento detectar cómo
aprovechar estas movidas silenciosas en beneficio de los ahorros de los
suscriptores. El oro es mi obsesión en estos momentos. También debería ser
la tuya.
Un cordial saludo,
Jim Rickards