Siendo la noticia en sí misma «un bombazo», es preciso fijarse en el «timing» de la misma; en qué contexto se produce.
Que un obispo de la iglesia ortodoxa muy allegado a Putin impulse esta investigación, que conduce a que la revolución comunista fue en realidad una conspiración judía contra el cristianismo nos dice varias cosas:
-Que Rusia ya no teme al judaísmo, señal de que el poder del sistema monetario ha cambiado de manos.
-Que, por tanto, el final del estado de Israel se aproxima (en consonancia con los movimientos iraníes en Siria).
-Que los primeros signos del comienzo del reseteo se han de ver en breve.
PD: La izquierda de todo el mundo sabe que su final, también, es inminente.