Hablábamos en el blog de la «hermandad blanca» y la posibilidad de que exista una sociedad en el interior de la tierra, conocida míticamente como «Shamballa» o «Agartha». Bueno, pues nos vamos a la historia ocultada para ver que existen pruebas de que ello es posible. Sincrónicamente, me ha llegado este artículo que reproduzco a continuación sobre los viajes del almirante de la marina norteamericana, Byrd. Esto es Historia, no ficción.
Enviado por: Nefelim_An_Zu
Como resultado, 5000 suscriptores no recibieron la revista. Un distribuidor que recibió 750 copias para vender en su kiosco, desapareció junto con las revistas. Las había recibido con el encargo de devolver las que no se vendieran, pero nunca se recuperaron. Ya que la revista desapareció por completo, se volvió a publicar y se envió a los suscriptores varios meses más tarde.
¿Qué contenía esta revista para que fuerzas secretas e invisibles la censuraran de tal manera? Un informe sobre el vuelo del Almirante Byrd más allá del Polo Norte en 1946, y conocimientos que se habían suprimido, excepto por la mención en el libro de Giannini. Evidentemente, las fuerzas secretas consideraron peligrosa la edición de diciembre de 1959. Tenían una razón especial para retener la información y mantenerla en secreto. Esta edición de la revista Flying Saucers contenía las siguientes citas del libro de Giannini: “Desde el 12 de diciembre de 1929, las expediciones polares de
“El 13 de enero de 1956, durante la preparación de este libro, una unidad aérea de los Estados Unidos penetró una extensión de
“Los Estados Unidos y más de treinta naciones más prepararon expediciones polares sin precedentes para el bienio 1957 y 1958, con el fin de penetrar en la extensión que ahora se ha probado, continúa más allá de los puntos polares. Mi revelación original de
“El 13 de enero de 1956: ‘El 13 de enero, miembros de la expedición de los Estados Unidos realizaron un vuelo de
“El 13 de marzo de 1956: ‘La presente expedición ha abierto una vasta tierra nueva’. Almirante Byrd, después de volver de la tierra más allá del Polo Sur.
“1957: ‘Aquel continente encantado en el cielo, tierra del misterio eterno’. Almirante Byrd.”
El mundo científico no prestó atención al libro de Giannini. La extraña y revolucionaria teoría que presentaba fue ignorada, por excéntrica en vez de científica. Sin embargo, las afirmaciones del Almirante Byrd sólo cobran sentido si se acepta la concepción de la existencia de la tierra más allá de los polos, como hizo Giannini.
El escribe:
“No hay un final físico de las extremidades norte y sur de la tierra. Esta no se puede circunnavegar en dirección norte o sur en el sentido real de la palabra. Sin embargo, algunos vuelos ‘alrededor del mundo’ han contribuido a esta concepción errónea. Es imposible pasar por sobre el Polo Norte hasta alcanzar las áreas septentrionales de temperatura templada sin dar la vuelta, pues no existe una extremidad norte de la tierra. Lo mismo es válido para el Polo Sur.
La existencia de mundos más allá de los polos ha sido confirmada por exploraciones de
Palmer escribe los siguientes comentarios en su revista sobre las afirmaciones de Giannini con respecto a seguir de largo del Polo Norte y llegar al otro lado del mundo, que sería el caso si
“Muchos de los lectores dijeron que los vuelos comerciales cruzan el polo y vuelan al lado opuesto de
Palmer sugiere que se organice una expedición que viaje en línea recta al norte y continúe en esa dirección después de llegar al Polo Norte, que él cree es el centro de la concavidad polar y no una tierra sólida. Se debe seguir la misma ruta que el Almirante Byrd y continuar en esa dirección hasta llegar al interior hueco de la tierra. Esto nunca se hizo a pesar de que la armada de los Estados Unidos tiene en sus archivos el registro de los vuelos y descubrimientos de Byrd. Tal vez la razón sea que los jefes de
El comentario de más arriba, de Palmer, que sostiene que las líneas aéreas no sobrevuelan el Polo Norte, parece razonable al tener en cuenta nuevos descubrimientos soviéticos sobre el Polo Norte Magnético. Encontraron que no era un punto, sino una línea larga, se cree que una línea circular, que constituye el borde de la concavidad polar. Es decir, que se le puede decir Polo Norte Magnético a cualquier punto en este círculo porque, en ese lugar, la aguja de la brújula apunta hacia abajo. Si fuera así, resultaría imposible que los aviones cruzaran el Polo Norte —el centro de la depresión polar, no la superficie de la tierra— como indica la teoría de la tierra sólida y la formación convexa del polo. Cuando los pilotos creen llegar al Polo Norte por la lectura de la brújula, en realidad, están en el borde de la concavidad polar, donde está el verdadero Polo Norte Magnético.
En otra referencia al libro de Giannini, Palmer comenta: “El extraño libro escrito por Giannini ofrece la posibilidad de probar en forma definitiva que la tierra tiene una forma extraña en el Polo Norte, del mismo modo que creemos ocurre con el Polo Sur: no necesariamente con un agujero que llega de lado a lado, sino como una rosca que se hinchó tanto durante la cocción que el agujero se transformó en sólo una profunda depresión a cada lado, o como un neumático gigante montada en un cubo sólido con tapacubos ahuecados. Ningún ser humano ha podido volar directamente sobre el Polo Norte y seguir en línea recta. El editor cree que se debe hacer de inmediato. Tenemos los aviones para llevarlo a cabo. El editor quiere saber con seguridad si un vuelo semejante terminaría en uno de los países que rodean el Polo Norte, en el lugar opuesto al punto de salida. La navegación no se haría de acuerdo a una brújula o con triangulación en mapas existentes, sino solamente con brújula giroscópica en un curso recto sin desviaciones desde el momento del despegue hasta el de aterrizaje. No sólo habría una brújula giroscópica en un plano horizontal, sino en uno vertical también después de entrar en la abertura polar. Debe haber un movimiento positivo hacia adelante que no se puede discutir. Todos saben que una brújula giroscópica horizontal, como las que se utilizan en la actualidad, hace que un avión aumente la elevación en forma constante a medida que avanza, y se aleja —en forma de curva— de la tierra debajo de él. De acuerdo a nuestra teoría de la depresión polar, cuando el avión entra en la depresión, la brújula debería mostrar un mayor aumento de elevación que en otro caso, debido a que la tierra se aleja en forma de curva en el Polo Norte. Si el avión continúa en dirección norte, este aumento en altitud seguirá cuanto más se aleje; y si el avión trata de mantener la misma altitud, doblará hacia el interior hueco de la tierra.”
Los siguientes comentarios de Giannini, escritos en una carta a un lector que se interesó en él a través de la revista de Palmer, son de gran interés: “El autor recibió el permiso de la oficina de Investigación naval de Nueva York, de transmitir un mensaje de buen viaje por radio al Contralmirante Richard Evelyn Byrd, de
Como resultado del conocimiento previo que el autor tenía de la tierra, hasta ese momento desconocida, que se extendía más allá de los puntos del polo, y luego de que los medios sindicados publicaron la noticia, la oficina de inteligencia naval de los Estados Unidos investigó a este autor. Esta investigación se debió a la confirmación definitiva de las teorías del autor por parte de Byrd.
Más tarde, en marzo de 1958, en Missouri, este autor se dirigió a la audiencia radial, comentando la importancia del descubrimiento de la tierra más allá de los puntos imaginarios del Polo Norte de acuerdo a la historia arcaica.”
Los siguientes son comentarios de Giannini, que aparecían en los periódicos de Nueva York, con respecto a los informes del vuelo del Almirante Byrd en febrero de 1947: “Estas declaraciones describieron el vuelo de
Otro escritor estadounidense especializado en temas de platillos voladores, Michael X, se sintió conmovido por los descubrimientos de Byrd y llegó a la conclusión de que los platillos voladores deben provenir de una civilización avanzada del interior de la tierra, cuya periferia visitó Byrd. El describe el viaje de Byrd de la siguiente manera: “Había un valle extraño debajo de ellos. Por alguna extraña razón, el valle que Byrd vio no estaba cubierto de hielo como era de esperar. Era verde y frondoso; tenía montañas con bosques llenos de árboles y hierba y maleza. Esto era un misterio en una tierra de hielo y nieve, casi siempre congelada. Cuando el Almirante Byrd entró en este país desconocido, ‘el centro del gran desconocido’, ¿dónde se encontraba? De acuerdo a la teoría de Marshall Gardner, estaba en la entrada que lleva al interior de la tierra, más allá del Polo. Tanto Alaska como Canadá han tenido muchísimas visiones de platillos voladores en los últimos meses. ¿A qué se deben? ¿Existe alguna conexión con la tierra ‘más allá del polo’, ese territorio desconocido dentro de la tierra? Tiene que existir una conexión. Si los platillos voladores entran y salen del interior de la tierra a través de las aberturas polares, es natural que los habitantes de Alaska y Canadá los vean con más frecuencia que personas de otras partes del mundo. Ambos países quedan cerca del Polo Norte.”
Las observaciones anteriores sobre una concentración de platillos voladores en la región ártica concuerda con observaciones similares de Jarrold y Bender sobre una concentración en el Antártico, donde expertos en el tema creen que existe una base de aterrizaje, de donde son vistos al ascender y al regresar. Sin embargo, de acuerdo a la teoría de este libro, lo que de veras ocurre tanto en el Ártico como en el Antártico es que los platillos voladores emergen de y reingresan al interior hueco de la tierra, su verdadero lugar de origen. Aime Michel, en su teoría de “línea recta”, probó que la mayoría de los patrones de vuelo de los platillos voladores son en dirección norte-sur, que sería el caso si su origen fuera polar. Vendrían de la abertura polar norte o sur.
En febrero de 1947, alrededor de la época en que el Almirante Byrd hizo su gran descubrimiento de la tierra más allá del Polo Norte, se realizó otro gran descubrimiento en el continente antártico: el “Oasis de Bunger”. El descubrimiento fue del Teniente Comandante David Bunger, que estaba en los controles de los seis grandes aviones de transporte utilizados por el almirante Byrd para la “Operación salto alto” de
Bunger volaba hacia el interior desde Shack-leton Ice Shelf cerca de
Alrededor de los cuatro límites del oasis, de forma aproximadamente cuadrada, vio nieve y hielo que seguían hasta el horizonte. Dos de los lados del oasis se elevaban casi
La existencia de un oasis semejante en
Por lo tanto, Byrd en el Ártico y Bunger en
Encontramos más confirmación del descubrimiento de Byrd en los informes de los individuos que afirmaban haber entrado en la abertura del Polo Norte, pues muchos exploradores del Ártico, sin darse cuenta, penetraron en el mundo subterráneo en el interior hueco de la tierra. El doctor Nephi Cottom de Los Angeles dijo que uno de sus pacientes, un hombre de ascendencia nórdica, le contó la siguiente historia:
“Yo vivía cerca del Círculo Ártico en Noruega. Un verano, un amigo y yo nos decidimos a ir lo más lejos posible al territorio del norte. Colocamos provisiones para un mes en un pequeño bote de pesca y, con una vela y un buen motor, salimos al mar. Al final de un mes, habíamos penetrado bastante en el norte, más allá del polo, en una extraña y nueva región. Nos sorprendimos mucho porque el clima era cálido, a veces, demasiado para dormir. (Exploradores del Ártico que llegan muy al norte hacen comentarios similares del clima, a veces tan cálido como para quitarse los abrigos. El autor.) Luego vimos algo tan extraño que quedamos anonadados. Más allá de un mar calido abierto veíamos que estábamos en una gran montaña. El océano parecía vaciarse en la montaña en un punto determinado. Sin poder creerlo, seguimos en la misma dirección y navegamos hasta entrar en un vasto cañón, que llevaba al interior de
Otro noruego, llamado Olaf Jansen, registró una experiencia similar de una visita al interior de la tierra a través de las aberturas polares, pero totalmente independiente de la anterior, en un libro de un escritor americano, Willis George Emerson, The Smoky God. El libro se basa en un informe que Jansen le hizo al señor Emerson antes de morir, donde describe una experiencia verdadera de visitar el interior de la tierra y a sus habitantes.
El título The Smoky God (El dios que fuma) se refiere al sol central en el interior de
El libro, The Smoky God, que describe el extraordinario viaje de Olaf Jansen al interior de