Nos vamos a Inglaterra, donde hay una tonelada de mierda saliendo a la luz.
Recordadaréis a David Kelly, el científico que negaba la existencia de armas de destrucción masiva previamente a la invasión de Irak, y que fue hallado «suicidado» cerca de su casa. Bien, uno de los parlamentarios ingleses que han estudiado el caso, Norman Baker, asegura, sin ambages «que fue asesinado. Ni había sangre suficiente en el lugar de la defunción, ni estaban sus huellas dactilares en el cuchillo con el que supuestamente se cortó las venas y, sobre todo, había sido amenazado por negar el motivo para la invasión. Varios agentes confirmaron a su versión. Su hipótesis de culpabilidad gira en torno a los opositores a Sadam Hussein.
Diana de Gales estaba a punto de casarse (y de tener un hijo) con el musulmán Dodi Al Fayed. En el juicio que se está celebrando, varios testigos apuntan a que motocicletas se cruzaron en el camino del coche en el que iban por París, que un coche pudo impactar contra su vehículo dentro del túnel y que hubo varios destellos artificiales que pudieron haber cegado al conductor. Todas las hipótesis apuntan al asesinato, nada más y nada menos, que por órdenes de la Casa Real británica.
Hoy, en la Televisión Española, y volviendo a USA, hemos visto a una periodista dar la explicación al sobrevuelo del avión cargado con misiles nucleares entre dos bases de territorio norteamericano. Según el ministerio de defensa, «se debió a una serie de fallos de procedimientos muy extendidos». Sencillamente, de risa.
(Es preciso tener en cuenta que el mateiral atómico sigue unos procedimientos muy estrictos para ser movidos de su emplazamiento, dado el carácter letal de cualquier transporte, como os podréis imaginar. Es decir, que varias personas de la cadena de mando tuvieron que dar el «OK». Y varios generales han sido destituidos por ello).
