Resulta que ninguno de los condenados practicaba la religión musulmana. Esto es, ni iban a la mezquita ni seguían los preceptos del islam. El único musulmán practicante («El egipcio»), considerado el ideólogo, ha sido absuelto por falta de pruebas. En otras palabras, no hay ninguna relación con Al Qaeda, pues, como sabéis, los «radicales islamistas» son partidarios de una versión integrista del islam.
El único inculpado de poner bombas es un chico, llamado Jamal Zougam, que tuvo la mala suerte de trabajar en una tienda de teléfonos móviles. Resulta que la mochila que sirve para «esclarecer» el atentado, donde se encuentra una bomba sin estallar (mira que son mantas estos tíos), con un teléfono y un Corán, no aparece en la furgoneta encontrada en el lugar de los hechos sino una vez que la furgoneta llega a las dependencias de la policía. Es decir, que SE MATERALIZA DE LA NADA. (Después de esto, si alguien sigue sin creer en la magia….). Bueno, pues a Jamal Zougam le identifican tres personas: una de ellas, se retracta, y las otras dos afirman haberle visto en dos estaciones de tren diferentes a la misma hora. La madre de Zougam y su hermana dicen que a esas horas estaba durmiendo en su cama. Los testimonios inculpatorios (y contradictorios) pesan más que los que le absuelven. Así, Zougam pasa a protagonizar el personaje interpretado por Daniel Day Lewis en «En el nombre del padre» (estaría bien que alguien hiciera un montajito de Photoshop).
La sentencia no logra determinar el explosivo que estalló «pero eso no importa», con lo que «la prueba del arma», imprescindible en cualquier asesinato, desaparece: un asesino tiene que estar relacionado con el arma homicida, pero si no se determina ese arma… El teléfono que sirve para detonar los explosivos -QUE NO SE SABE NI LA MARCA NI EL TIPO PUES LOS PERITOS NO SE PONEN DE ACUERDO aparece en la mochila que surgió de la nada-, se vendió en la tienda de Zougam, de donde se deduce que Zougam es un islamista radical (a pesar de que no va a la mezquita y está encantado en España) y que quiere joder a España no se sabe por qué.
Por lo demás, los supuestos asesinos han muerto en una sospechosísima explosión en un piso de Leganés, «grabada por la policía como si fuera un directo de la TV» y no queda nadie más… Salvo unos confidentes de la policía, que entregaban armas ¡A PRESUNTOS ISLAMISTAS Y A ETA!
Esa es la sentencia. ¿Hacemos la segunda parte de «En el nombre del Padre» con ella?
¿Te imaginas que te levantes un día de la cama y te digan que has matado a casi 200 personas?
Esta es la Realidad que estamos viviendo.