Si querías la prueba definitiva de todo lo que te vengo anunciando desde hace 4 años, aquí está. La desaparición de los niños es la excusa para colocarles un chip; el diario El País ya lo está vendiendo (sin comillas).
¿Vas a esperar más para moverte?
Jamás la Esencia del Ser Humano ha estado tan amenazada. No les bastaba con drogar a los niños con Ritalín y otras anfetaminas que ahora los quieren convertir en cyborgs, controlando sus mentes a través de estos diminutos ordenadores.
Extiende el siguiente texto, que incluyo en el libro en el que estoy trabajando.
….Tras la experimentación con las drogas, los esfuerzos de estos grupos de investigadores al servicio del gobierno secreto norteamericano se volcaron en las aplicaciones de la electrónica sobre el cerebro humano. Nuevamente, estos experimentos seguían la estela de las patentes “perdidas” de Nicola Tesla, quien ya a principios del siglo XX había comenzado a investigar con la influencia de las ondas electromagnéticas en el cerebro. Los progresivos descubrimientos en el campo de la neurología, a menudo estudiando el cerebro de expertos en la ampliación de la consciencia como lamas, yoguis y meditadores, permitieron constatar los diferentes estados cerebrales desde la vigilia al sueño y las ondas que se emiten en cada uno de ellos. El puente entre las tecnologías creadoras de esas ondas (radio, televisión, microondas…) y el pensamiento estaba ya trazado. Sólo hacía falta desprenderse de la humanidad para dar ese salto…
El doctor Andrei Pujarich estudió los efectos de las ondas de radiofrecuencias sobre animales en la Universidad del Noroeste a finales de los años cuarenta y
El doctor Allen Fry, un biofísico experto en electrónica con grado de doctor por la universidad de Cornell y contratado por el área de investigación en la marina de los Estados Unidos, descubríó en el año 1958 que el sistema auditivo humano
respondía a energía electromagnética en un espectro de frecuencia más baja que el que produce daño biológico. Se abría la puerta, así, al control mental sin dejar rastro alguno. Fry propuso estimular el sistema nervioso sin el daño causado por los electrodos y escribió dos ponencias: “Efectos de la microondas sobre el sistema auditivo y aplicaciones” y “Respuestas del sistema auditivo humano a las modulaciones de la energía electromagnética”. Los experimentos del doctor Fry con microondas buscaron comunicar palabras directamente a la corteza cerebral auditiva por medio de un emisor electromagnético que imita las vibraciones de la voz humana. Sus investigaciones dieron lugar al llamado “Efecto Fry” que actualmente se conoce como “escuchas de microondas”. Fry sincronizó microondas con el ritmo del corazón de una rana,
El neurofísico español José Delgado, a sueldo de la Universidad de Yale (sede de la orden “Skulls and Bones”), trabajó en la introducción de una sonda en el cerebro, mediante la cual se podrían insertar determinadas emociones en la mente por medio de ondas FM. El doctor Delgado concluyó en sus estudios que el cerebro trabajaba con ondas y que tanto las emociones como la conducta, se podían crear artificialmente. Los vídeos de cómo una persona puede ser teledirigida se pueden ver hoy en Internet. Haciendo gala de su origen hispano, el doctor Delgado se enfrenta a un toro de lidia coronado con unos electrodos. Después de iniciar la embestida hacia el “torero”, a una señal de radio, el astado sale corriendo en dirección contraria del capote rojo; justo lo contrario que marca su naturaleza.
En 1974, el Dr. Scapitz, científico con fondos del Departamento de Defensa, tuvo una gran idea: cambinar los estudios del MK-ULTRA con las nuevas tecnologías de microondas y la hipnosis. En un desliz, el Dr. Scapitz declaró públicamente que “se proyectará la palabra del hipnotista, mediante la energía electromagnética modulada, a las zonas subconscientes del cerebro del individuo”. El sueño del sobrino de Freud, Eduard Barneys, se había hecho realidad.
El Dr. Ross Adey, de la Universidad de California, dio un paso más allá al conseguir la miniturización de los emisores insertados en el cerebro que, unidas a las microondas podrían controlar las ondas cerebrales. Poco tiempo después, el Dr. Joseph Sharp, del Instituto de Investigaciones del Ejército, logró transmitir palabras a través de microondas. Sharp fue capaz de entender claramente palabras transmitidas a él por un compañero tan sólo por medio de estas ondas. Por sorprendente que parezca, esta tecnología ya está en la calle. Concretamente, el distrito del Soho noeoyorquino vivió en la navidad del 2006, las pruebas de la empresa Holosonic, consistentes en dirigir un mensaje directamente al oído de una persona, como si alguien les hablara en su cabeza. ¿El secreto? Ondas de alta frecuencia comprimidas. Se puede decir que MK Ultra ya está en la calle y ha dado el salto al mundo de la empresa.
(Rafael Palacios 2008).