Vamos a celebrar el ataque a mi página y el conocer, por fin a ciencia cierta, que soy vigilado por el gobierno secreto (según un anónimo lector, soy el número cifrado «codigo 1/WWXII13») con un artículo que me gustaría fuera mi epitafio si algún día los ataques fueran contra mi persona física (el espíritu les perseguirá por donde quiera que vayan). Es un artículo que vengo rumiando desde hace meses y que, obviamente, no podría colocar en ninguna revista por lo que vais a ver a continuación. Obviamente, se irá completando…
Caminanos por nuestras ciudades repletas de símbolos, de estatuas, de cuádrigas griegas, de gárgolas cuyo significado desconocemos por completo. Nada sabemos de los dioses y diosas que se yerguen en los tejados de los edificios públicos… y de los bancos centrales.
La primera vez que fui a Londres después de haber visto el documental de Chris Everard «Los Iluminati» empecé a hacer turismo de otra manera. Caminé por el distrito financiero y por la ribera del Támesis con una excitación digna de Indiana Jones. Ahí estaban: motivos egipicios por doquier. Esfinges, pirámides, obeliscos, dragones alados… La prueba de que la francmasonería y sus «padres» Iluminati controlan la ciudad financiera por excelencia son las marcas que han dejado.
En este camino por la simbología oculta aprendiendo de maestros como David Icke, Jordan Maxwell, Chris Everard y Colin Rivas, entendí el significado del atentado del 11-S (911 en inglés, el número de emergencias anglosajón), los 911 días que pasaron hasta el 11-M y la abrumadora simbología del asesinato de Diana de Gales en París, bajo el puente de los «espíritus», cercano al «Campo de Marte», la pirámide negra construida por Miterrand y el propio Obelisco.
Fue así cómo, siguiendo este camino, un día que bajaba por el Retiro, dejando atrás «La estatua del ángel caído» en el punto 666 metros sobre el nivel del mar (Iker Jiménez dixit) -una de las pocas expresamente dedicadas a Lucifer en un país «civilizado»- reparé en las que pueblan el tejado del Ministerio de Fomento que, trazando una línea recta con la estatua del ángel caído, llegan… a la puerta de la estación de Atocha, donde se produjo el sangriento atentado del 11 de marzo del 2004.
A la puerta de la estación de Atocha, dos leones alados (¿o son dos dragones?). Podéis ver, seguidamente, las fotos que ponen en relación lo que estoy contando, y entenderéis la precisa simbología del lugar donde se produjo este atentado para estas sectas secretas, que nos lleva directamente a la hipótesis de un sacrificio ritual a los dioses Iluminati.
Pero la cosa no termina allí, una vez que uno ha despertado a ver lo que no quería ver (que los satánicos han dejado sus huellas por donde quiera que vayas), uno VE motivos egipcios por numerosos lugares del propio Retiro, amén de dragones alados, estatuas de dioses con alas (¿Los Annunaki?) y, por supuesto, niños desnudos, signo de que los pederastas han estado secuestrando y realizando sus sacrificios de niños desde tiempos inmemoriales.
A quien desconozca el parque de El Retiro madrileño, le recordaré que fueron los jardines de los reyes españoles y que mucho tiempo después de su construcción (siglo XVII) se abrió a los ciudadanos. Así que este lugar era para uso y disfrute de los reyes. ¿Qué hacen ahí todos esos símbolos? Bien, si queréis más leones (símbolo de Judá), ¿qué tal el Congreso de los Diputados de España? ¿A quíen representan esos leones? ¿De quién son todos esos símbolos que están en nuestras ciudades? ¿A qué organización o logia pertenecen?Igual que hicísteis con los chemtrails, es hora de abrir los ojos a los Simbolos Iluminati que riegan nuestras ciudades. ¡Fotografiadlos!
