Algunos habíamos reparado en los varios recientes encuentros de George Bush con Ratzinger, director de la multinacional más grande del Planeta, con sede en el Vaticano.
La manera tan «íntima» en que se ha desarollado esta ñultima recepción, en la que el otrora jefe de la Inquisición vaticana, alababa los «valores» del asesino de un millón de personas en Irak, nos hacía ver que la cosa iba en el mismo camino que la súbita conversión del otro asesino, Tony Blair, al catolicismo.
Pues bien, todo indica que así ha sucedido. Poniendo, por fin, de manifiesto, que el Vaticano, la Gran Ramera, manda por encima de las grandes potencias.
En la información de Sorcha Faal, se refiere, también, el intento de golpe de estado de Dick Cheney mientras Bush estaba en Roma, que fue acompañado de un apagón y una todavía oscura negociación en la que habría muerto un conocido periodista. Parece que la recuperación del «habeas corpus» en Estados Unidos sería el prolegómeno para los acontecimientos de destitución de los asesinos que todos estamos esperando, con la propuesta de Dennis Kucinich al frente.
Algo se está moviendo.