General, Historia oculta — 20 agosto, 2008 at 1:31 pm

Científicos especializados en guerra biológica mueren en extrañas circusntancias

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Como complemento al vídeo «In lies we trust» en el que Horowitz investiga, entre otras muchas cosas, los envíos de anthrax en los días posteriores al 11-S, os invito a leer esta noticia en la que analizan la extraña muerte del científico Bruce Ivins, a quien le habían cargado «con el muerto» del caso. Ivins trabajaba en Fort Derrick, las instalaciones militares americanas de guerra biológica de donde salió el envío. Pero su perfil no encaja con la supuesta muerte por suicidio, acaecida en un hospital mental (imposible que consiguiera las pastillas para suicidarse).

Por el contrario, hay un científico judío, de nombre Philip Zack, emperrado en acusar a otro científico árabe, Assad, del envío de anthrax, a quien se vio entrando en las secretas instalaciones a horas intempestivas… con la colaboración de Marian K. Rippy, también judía. La fijación por acusar a los árabes en las cartas que acompañaban a los envíos de la letal sustancia no hace más que acrecentar las sospechas de que este envío fue parte de la conspiración sionista del 11-S (recordemos a los estudiantes judíos detenidos grabando la caída de las torres, al igual que espías judíos detenidos en los días posteriores al ataque y los numerosos judíos dentro del PNAC) que tuvo como fin, crear una guerra entre musulmanes y cristianos, que beneficiara a Israel. Un más de las profecías cumplidas de los «Protocolos de los sabios de Sión» de finales del siglo XIX.

Todo esto, nos retrotrae al científico inglés David Kelly que negó que Sadam tenía armas de destrucción masiva, encontrado también muerto «por sucidio» y a una larga lista de científicos muertos en extrañas circunstancias en los últimos años. La sospecha de que están matando a las personas que podrían saber de dónde saldrían las cepas de enfermedades y, sobre todo, la manera de curarlas, está en el ambiente. Ved este documento.list-of-dead-scientists