Estaba preparando los cohetes para alabar un artículo de El País sobre los «Cinco de Cambridge», un cuarteto de personajes de la élite inglesa que espiaron para la Unión Soviética siendo agentes británicos pero me he quedado con las ganas. La razón es que el artículo sobre el escritor Kim Philby omite deliberadamente (no puede ser de otra forma, porque está lleno de documentación) que el quinto personaje fue, nada más y nada menos, que Víctor Rothschild. Ignoro si lo habrán leído pero dedico unas cuantas páginas de mi libro a detallar las pruebas de que los banqueros y «élites intelectuales» eran el nexo de unión entre capitalistas y comunistas, descalificando la creencia de que hubiera dos bloques.
http://www.elpais.com/articulo/portada/vida/loca/espia/multiple/elpepuint/20081019elpepspor_5/Tes
Esta cuestión me atañe personalmente porque, como os dije, soy sobrino-nieto de uno de los mártires del franquismo más famoso, el dirigente comunista Julián Grimau. En mi familia siempre se comentó que la persona que le delató fue su «camarada» Santiago Carrillo. Bien, ayer, alguien en esta misma página, colgó el siguiente artículo sobre la muerte de mi tío que encaja a la perfección con el anterior. (Agradecimiento para la persona que lo publicó).
Rafapal, con relación a Julián Grimau, no sé si conocerás el libro de Luis M. González Mata, “Cisne, yo fui un espia de Franco”, del agente del servicio secreto español apodado Cisne. Te escribo la parte en que habla del regreso a España de Grimau, su delación y captura.
González Mata dice en su libro que coincidió con él en Carabanchel, celda con celda, él en la 10 y Grimau en la 9.
Gracias a los datos que Yagüe me daba, comprendí que mi vecino de celda no era otro que “el Catalán” del que había oído hablar frecuentemente en la “Sala de Comisarios” de la Social.
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La adopción por el PCE (VI Congreso , Praga, 1960) de la tesis de la “coexistencia pacífica” nacida en el XX Congreso del PC de la URSS, había incrementado los problemas internos en las filas del PCE. Digo incementado porque desde hacía años las relaciones entre los del “interior” (quienes sufren la represión) y los del “exterior” (los del “dulce” exilio que ignoraban la realidad del momento) NO ERAN BUENAS. aquellos que sufrían directamente la represión no veían, en efecto, con buenos ojos, que las consignas e instrucciones llegasen el exterior; el Comité Central era considerado un poco como aquel 2Capitán Araña, que embarcaba a la gente y se quedaba en tierra”…
En 1962, la oposición a Franco no existía prácticamente: sus dirigentes estaban en la cárcel, fichados, o en franca disidencia con el Comité Central.
Fue, precsamente, este estado de cosas lo que impuso la necesidad de “repatriar” a algunos de los dirigentes exiliados, con el fin de “tomar las cosas en mano”. Grimau fue uno de ellos. Los servicios de Información españoles estaban enterados de la próxima llegada de Grimau a España. desde hacía dos años, uno de los más inmediatos colaboradores de Carrillo era el un comisario de policía infiltrado en el PCE como exiliado. (Este comisario fue años más tarde identificado en la feria que organiza anualmente el diario comunista francés L´Humanité, por un exiliado que le había conocido en Alicante. herido en el hombre izquierdo -pues dispararon contra él para eliminarle-, el comisario se refugió en un bar desde donde llamó por teléfono a Maturana (jefe de la “antena” de nuestros servicios en Francia), quien, a su vez, contactó conmigo. Juntos pasamos en coche a recogerle. Curado en un dispensario español sito en Boulevard Bineau de Nuilly (París), lo condujimos al aeropuerto de Le Bourget, donde, sin trámite policial, fue confiado al comandante de un avión de Iberia. Digamos para terminar este parentesis, que el comisario en cuestión fue destinado meses más tarde a la Dirección del S.C.D.P.G. por Carrero Blanco
La información enviada por el “topo” de los Servicios en el PCE llegó a Madrid en el interior de un tubo de pasta detrífica que el “enlace” entre el Comisario y Madrid (una mujer infiltrada igualmente en el PCE, donde actuaba como coordinadora entre los centros directores del PCE y la “federación Francia” del mismo) se dejó “olvidado” en los servicios del tren París- Tolouse. Informació precisa y preciosa que indicaba no sólo la identidad utilizada por el enviado del Comité Central, sino también la fecha aproximada de su llegada y su itinerario preciso…
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Desde su llegada a la Frontera (recordemos que la identidad de Grimau era conocida) “el Catalán” fue vigilado día y noche…
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Un día Grimau llegó a Madrid.
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En el interior de un autobús, el inspector de la Social que seguía más de cerca a Grimau vio con terror que se había desconectado de los demás miembros del dispositivo de vigilancia y temiendo “perder” el contacto con el vigilado, ante el miedeo de unrapapolvo de sus jefes, sin encomendarse ni aDios ni al Diablo, sacó sus esposas del bolsillo y detuvo a Grimau…
En el despacho de Blanco fue la desolación. La detención de “el Catalán” cuando a todas luces dirigía a una de sus más importante citas, era un rudo golpe… Tan rudo, que el inspector que procedió a la detención fue castigado duramente.
Bueno, en el texto se habla mucho más de Grimau, sobre todo sobre las circunstancias de su muerte…
Saludos