General, humor — 21 febrero, 2009 at 10:06 am

«Malviviendo»: la teleserie por Internet que estaba esperando… ¡Llegó la hora de reír!

by

Como sabréis a estas alturas, en mí corre una vena macarra y callejera que no ha muerto con los años ni la espiritualidad ni la investigación de la Gran Conspiración.

Es con esa vena que la teleserie que os recomiendo con pasión conecta de lleno. Si eres un espíritu sensible New Age, mejor que no veas estos vídeos porque son del submundo barriobajero, canalla y lumpen, de los camellitos cannábicos y buscavidas que pueblan las calles del Planeta, en este caso, de Sevilla.

Ayer, cuando descubrí «Malviviendo», recordé que hace mucho tiempo estaba esperando que surgiera algo así en Internet una teleserie con el sabor de lo auténtico y la gracia de la gente que conoce la calle. Lo sabía porque los medios digitales ya permiten que una serie triunfe por Internet con muy pocos medios, y el talento que está oculto, tendría que aparecer por fin. Os digo que Malviviendo esta va a arrasar. Y lo va a hacer porque los actores son tan naturales como la vida misma, porque los diálogos son absolutamente descojonantes y la presentación (música, «morcillas», narración…) tiene el cuidado de una producción artesanal, es decir, echa por gusto. No se repiten e innovan a cada paso. Los personajes de «Malviviendo» se van a hacer famosos (por lo menos en España, no sé si en Latinoamérica lo entenderán, creo que sí, porque el andalú y el canario pueden conectar bien con el castellano de América) porque la serie destila talento, gracia y, sobre todo, refleja un mundo que nadie ha sabido reflejar (Fernando León lo intentó con «Barrio» pero se le olvidó que los callejeros están casi siempre de coña).

Le doy un 9’5. Le daría el 10 si metieran alguna línea de guión más política, contando cosas, como en «Rescue me» sobre el 11-S, el dinero es deuda o el tema extraterrestre (en uno de los capítulos hablaban del acelerador de partículas, o sea, que es posible, si se lo decimos).

Ahí van unos cuantos capítulos. Ayer, me «jarté» de reír con ellos. ¡Ojo! No apto para espíritus sensibles!