Un extraño ruido detectado por el GEO 600 podría probar que vivimos en un holograma
El detector de Hanóver quizá se haya topado con el límite fundamental del espacio-tiempo
Yaiza Martínez. La Flecha, 23 feb (Tendencias Científicas).- El detector
de ondas gravitacionales GEO 600, de Hanóver, en Alemania, registró un
extraño ruido de fondo que ha traído de cabeza a los investigadores que
en él trabajan. El actual director del Fermilab de Estados Unidos, el
físico Carl Hogan, ha propuesto una sorprendente explicación para dicho
ruido: proviene de los confines del universo, del rincón en que éste
pasa de ser un suave continuo espacio-temporal, a ser un borde
granulado. De ser cierta esta teoría, dicho ruido sería la primera
prueba empírica de que vivimos en un universo holográfico, asegura
Hogan. Nuevas pruebas han de ser aún realizadas con el GEO 600 para
confirmar que el misterioso ruido no procede de fuentes más obvias.
En 2006, Tendencias21 publicaba un artículo en el que se aunciaba la
puesta en marcha del GEO 600 de Hanóver, en Alemania, un detector de
ondas gravitacionales que se creía podía revolucionar la astronomía. La
misión del GEO 600 consistía en detectar de manera directa lo que nunca
antes había sido detectado: las elusivas ondas gravitacionales, que son
ondulaciones del espacio-tiempo producidas por un cuerpo masivo
acelerado -como un agujero negro o una estrella de neutrones- y que se
transmiten a la velocidad de la luz. Estas ondas gravitacionales fueron
predichas por la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero en realidad
sólo se han podido recoger evidencias indirectas de ellas.
Tampoco el GEO600, en sus años de funcionamiento, ha conseguido detectar
de forma directa las ondas gravitacionales pero, según publicó
recientemente la revista Newscientist quizá, casualmente, se haya topado
con el más importante descubrimiento de la física en los últimos 50
años.
Gigantesco holograma cósmico
Un extraño ruido detectado por el GEO600 trajo de cabeza a los
investigadores que trabajan en él, hasta que un físico llamado Craig
Hogan, director del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), de
Estados Unidos, afirmó que el GEO600 se había tropezado con el límite
fundamental del espacio-tiempo, es decir, el punto en el que el
espacio-tiempo deja de comportarse como el suave continuo descrito por
Einstein para disolverse en «granos» (más o menos de la misma forma que
una imagen fotográfica puede verse granulada cuanto más de cerca la
observamos).
Según Hogan, «parece como si el GEO600 hubiese sido golpeadopor las
microscópicas convulsiones cuánticas del espacio-tiempo». El físico
afirma que si esto es cierto, entonces se habría encontrado la evidencia
necesaria para afirmar que vivimos en un gigantesco holograma cósmico.
La teoría de que vivimos en un holograma se deriva de la comprensión de
la naturaleza de los agujeros negros y, aunque pueda parecer una teoría
absurda, tiene una base teórica bastantefirme.
Los hologramas de las tarjetas de crédito y billetes están impresos en
películas de plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos,
recrea la apariencia de una imagen tridimensional. En la década de 1990,
el físico Leonard Susskind y el premio Nobel Gerard’t Hooft sugirieron
que el mismo principio podría aplicarsea todo el universo.
Unidades de información
Según esta teoría, nuestra experiencia cotidiana podría ser una
proyección holográfica de procesos físicos que tienen lugar en una
lejana superficie bidimensional. Desde hace algún tiempo, los físicos
han mantenido que los efectos cuánticos podrían provocar que el continuo
espacio-tiempo convulsionara descontroladamente a escalas muy pequeñas.
A estas escalas, la red espacio-temporal podría granularse, y estar
compuesta de diminutas unidades (similares a los píxeles) de un tamaño
de aproximadamente cien trillones de veces el tamaño del protón.
Si el ruido captado por el GEO600 ha registrado estas hipotéticas
convulsiones, según Hogan, la descripción del espacio-tiempo cambiaría
radicalmente. Eso supondría considerar el espacio-tiempo como un
holograma granulado, y describirlo como una esfera cuya superficie
exterior estaría cubierta por unidades del tamaño de la longitud de
Planck (distancia o escala de longitud por debajo de la cual se espera
que el espacio deje de tener una geometríaclásica).
Cada una de estas «piezas» del mosaico universal sería, asimismo, una
unidad de información. Y, según el principio holográfico, la cantidad
total de información que cubre el exteriorde dicha esfera habría de
coincidir con el número de unidades de información contenidas en el
volumen del universo.
Detección posible o error de fondo
Teniendo en cuenta que el volumen del universo esférico sería mucho
mayor que el volumen de la superficie exterior, este galimatías se
complica aún más. Pero Hogan también señala una solución para este
punto: si ha de haber el mismo número de unidades de información o bits
dentro del universo que en sus bordes, los bits interiores han de ser
mayores que la longitud de Planck. «Dicho de otra forma, el universo
holográfico sería borroso», explica el físico.
La longitud de Planck ha resultado demasiado pequeña para ser detectada
hasta la fecha, pero Hogan afirma que el GEO600 ha podido registrarla
porque la «proyección» holográfica de la granulosidad podría ser mucho
mayor, de alrededor de entre 10 y 16 metros.
Lo que ha detectado el GEO600, en definitiva, podría ser la borrosidad
holográfica del espacio-tiempo, desde el interior de este universo
holográfico. Cierto es que aún está por demostrar que el extraño ruido
captado, de frecuencias entre los 300 y 1.500 hertzios, no proceda de
cualquier otra fuente, reconoce Hogan.
Esta posibilidad también ha de considerarse, dada la sensibilidad del
detector para captar desde el ruido del paso de las nubes hasta el de
los movimientos sísmicos terrestres. De hecho, los investigadores del
detector se afanan continuamente en «borrar» ruidos de fondo detectados
por el GEO600, para poder definir lo importante.
Nuevas pruebas
De cualquier manera, si el GEO600 hubiera descubierto el ruido
holográfico procedente de las convulsiones cuánticas del espacio-tiempo,
entonces ese ruido obstaculizaría los de detectarlas ondas
gravitacionales. Sin embargo, por otro lado, el hallazgo podría suponer
un descubrimiento incluso más fundamental, sin precedentes en la
historia de la física.
Según publicó recientemente la web del GEO600, para probar la teoría del
ruido holográfico, la sensibilidad máxima del detector ha sido
modificadahacia frecuencias incluso más altas.
Los científicos consideran que el GEO600 es el único experimento del
mundo capaz de probar esta controvertida teoría, al menos en la
actualidad.