General, Política actual — 24 junio, 2009 at 9:04 am

Pequeña crónica de mi viaje por Venezuela

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Si os digo que estoy pensando en vivir una temporada en Venezuela, creo que os haréis una idea del impacto que este viaje ha tenido en mí.
Cuatro entrevistas de radio y tres en televisiones a unas horas de máxima audiencia, hablando del holocuento, del 11-S, del cambio de conciencia y todos los temas que trato en El Jaque Mate es algo que no se puede hacer en ningún otro país del ámbito cristiano salvo, quizás, Bolivia y Ecuador.
Durante tres semanas he podido vivir mis sueños revolucionarios de adolescente, y los he vivido desde dentro, no como espectador sino compartiendo con las decenas de personas que he conocido, gracias a mi guía, Orlando Sagástegui, que me organizó una serie de charlas y mis muchos amigos en Venezuela, gracias a los cuales, hemos enviado el periódico Jaque Mate, por tres vías diferentes, al mismísimo Hugo Rafael Chávez Frías. Al final, no pude entregárselo en persona, pero hasta el último momento estuvimos intentándolo, en un país en el que el acceso a las personas que ocupan los puestos de responsabilidad es, como debería ser. Es decir, posible.
Quienes sigan lo que ocurre en Venezuela por la información que emite la Falsimedia Iluminati no podrán entender ni una palabra de lo que allí está ocurriendo y que tiene, como no podía ser de otra forma, sus aciertos y sus errores.
En Venezuela, los jóvenes con el pelo largo, los heavys, los raperos, los rastas y demás tribus del arcoiris pueden trabajar como periodistas y hablar de lo que ocurre en los barrios, cosa que no ocurre en ningún otro país del mundo. Eso me encontré en Avila TV, la televisión donde la descacharrante periodista Vanessa Delgado me hizo una entrevista en televisión y que veréis en pocos días: esta gente sí que se salta todos los códigos del periodismo Iluminati.
En Venezuela, los cantautores revolucionarios llevan programas de radio en horario de máxima audiencia, como Amaranta, del colectivo La Cantera, en cuya casa me quedé unos días, y con la que hablé de los códigos MK Ultra de la música y la cultura basura, incluido ese reggaeton que tantísimo mal está haciendo a la psique de los latinoamericanos.
En Venezuela, se puede hablar del Club Bilderberg y los iluminati en horario de máxima audiencia, como hice con la veterana periodista Cristina González, en la emisora YVKE.
(Links más abajo).
Por supuesto, todo lo que está ocurriendo en Venezuela no es positivo pero, a diferencia de lo que nos cuenta la Falsimedia, los propios chavistas (o algunos de ellos) son los primeros críticos ante la corrupción, cuyos protagonistas son, mayormente, los propios caciques del régimen anterior que se travistieron de revolucionarios para seguir haciendo lo único que saben hacer; vivir a costa de los demás. Tomé buena nota de todo ello porque, cuando caiga el régimen sionista en todo el Planeta, nos encontraremos con los mismos infiltrados en todos los países.
En la intensísima gira de 3 semanas, me dio tiempo a conocer los verdaderos logros de la Revolución Bolivariana en el ámbito rural, las regiones más desfavorecidas, como Apure, a donde ha llegado la educación superior, gracias, por ejemplo, al Instituto Tecnológico de Mantecal (IUTAP), donde di una charla y proyecté el vídeo «El dinero es deuda». Me enseñaron la fábrica de quesos que la revolución ha instalado allí con tecnología iraní, así como tractores procedentes de Bielorrusia, factorías que se nutren de los propios técnicos que el Instituto forma, y los «hatos» (fincas) de terratenientes que la Revolución ha nacionalizado y en donde ahora se ocupan de cuidar animales como el enorme caimán que casi pude tocar y un enorme tigre que allí están tratando.
En Chuao (Choroní) pude ver las casas que el estado ha construido para las comunidades negras que allí viven (y escuchar también las quejas por el puerto que no existe en el propio Choroní, la preciosa playita donde pasé varios días al comienzo del viaje).
Al mismo tiempo, y al igual que el resto de Sudamérica, el pueblo venezolano se enfrenta a una verdadera guerra civil, a cuenta de la delincuencia existente. Después de numerosos viajes a Latinoamérica, mi conclusión es que esa delincuencia está creada, lisa y llanamente, por las películas, series de televisión y la propia música, sobre todo, ahora mismo, el nefasto reggaetón. (He traído algunos reportajes sobre el tema que me proporcionaron mis amigos en Avila TV; en cuanto pueda, los subiré a Internet).
Esa música, que en principio nació de los guetos de Puerto Rico y tenía un contenido social, ha sido reconfigurada por las compañías discográficas que dominan el dial de la radio para convertirlo en una arma MK Ultra de control mental de la población, con unas letras que atacan a los primeros chakras (sexo y violencia). Ahora ya no me cabe ninguna duda: el Estado debería nacionalizar todas las radios y suprimir esa música apestosa que te tienes que tragar indefectiblemente por la calle gracias a la enajenación de la población que se ha creído que unos altavoces potentes en su vehículo son la señal de que eres un triunfador. El ruido y la música «de bajas pasiones» son el principal problema que tiene Lationamérica y lo que debería combatir cualquier gobierno que desee que su población despierte.
Por otro lado, fue una satisfacción comprobar que las semillas que planté en mis anteriores viajes a Venezuela y mi labor por Internet han brotado en forma de conversaciones con las diferentes personas en cuyas casas me he quedado. Me sorprendió particularmente que unos jóvenes artesanos (22 años) en cuya casa me quedé en… (¿Barinas?) me comentaron lo que les extrañó los clarísmos mensajes de homosexualización en una película para niños como «Noche en el Museo II». Como pronostiqué hace tres años, el movimiento en pro de la homosexualización ha llegado con fuerza a Venezuela, al igual que la anorexia, una prueba más de que están absolutamente prefabricados.
Frente a eso, a muchos os sorprenderá conocer que la Revolución Bolivariana se ha abierto a Proyectos para la elevación de la conciencia, en cárceles y, dentro de muy poco, abiertos a toda la población. Creo que esto solo está ocuriendo actualmente en Venezuela y apoya mi pensamiento de que hoy día, quien quiera tomar contacto con el lugar donde el Espíritu está triunfando no tiene que ir a la India, sino a Venezuela.
En contrapartida, durante los días que estuve en Venezuela, pude conocer el grado de infiltración que una de las tres manzanas podridas de Latinoamérica, Colombia (las otras dos son Perú y Méjico) está ocasionando en su vecino. Asesinos a sueldo que matan a líderes comunales y la introducción de armas a bajo precio que están ocasionando una «favelización» de los barrios venezolanos. Lo cual me ha servido para comprender cómo se creó la violencia en Brasil: una vez más, combinación de películas y música glorificando a los jóvenes violentos, sumado a la droga y armas baratas. La receta es bien sencilla y solo se va a poder combatir con unos medios de comunicación al servicio del pueblo y no de la cultura basura, justamente lo que ha hecho Hugo Chávez en Venezuela. Como curiosidad, os contaré que Telesur, ese buenísimo proyecto del propio Hugo Chávez ha sido tomado por los sionistas, desde Argentina, y ha perdido todo su carácter revolucionario.
Hay mucho más pero, de momento, os dejo con tres entrevistas que me hicieron en radio.

http://www.stickam.com/viewMedia.do?mId=184439547

http://www.stickam.com/viewMedia.do?mId=184438948

http://www.stickam.com/viewMedia.do?mId=184439866