Aunque las primeras noticias sí han contado que el supuesto asesino, Malik Nidal Hasan, era psiquiatra, las informaciones de los servicios secretos rusos completan a los medios de comunicación ligados a las familias Rockefeller y Rothschild, que son los que informan al público occidental. Para empezar, junto a Hasan había otros tres militares que abrieron fuego, de los que no se ha vuelto a hablar, dos de los cuales todavía están detenidos.
La realidad es que Hasan había sido entrenado en la Universidad de Virginia (la misma donde el teledirigido coreano Cho organizó la matanza, hace dos años) en bioquímica aplicada a la modificación del comportamiento, y era, con seguridad, uno de los máximos expertos en Operaciones Psicológicas del ejército norteamericano. En concreto, Hasan se había diplomado en la Universidad de Bethesda y en el hospital Walter Reed del ejército. Gracias a ello, se convirtió en uno de los especialistas en el estudio del «Estrés traumático». (Curiosamente, el link a este organismo y los que vienen en el original fueron suprimidos unas horas después de que Sorcha Faal publicara esta información).
Gracias a esta enigmática informante, nos enteramos de que el estrés generado en una guerra (y, supongo, el complejo de culpa al tener que matar a inocentes) es tan grave para los soldados que, para poder volverlos a enviar a la guerra, tienen que pasar por un proceso de «borrado de memoria» que se realiza mediante métodos electrónicos. Evidentemente, todos los lectores de esta página mínimamente avezados, sabrán que estamos hablando del programa MK Ultra, supuestamente suprimido en 1974 pero que, obviamente, ha seguido utilizando a militares como conejillos de indias para sus experimentos. El propósito, como también es obvio, es conseguir que vayan a una guerra en la que no saben por qué están (como reconoció el recientemente dimitido representante estadounidense en la zona).
El experimento en el que estaba involucrado Hasan se llamaba «Radio Hypnotic Intracerebral Control Electronic Dissolution of Memory» (RHIC-EDOM), es decir, «Disolución electrónica de la memoria mediante control hipnótico intracerebral», comenzado por John Deutch en los años 60, del que he hablado varias veces ya. En síntesis, consiste en borrar la memoria (los traumas y culpas por las barbaridades cometidas en la guerra) mediante ondas de radio para que… continúen matando.
Pero como los militares norteamericanos no estaban conformes con los resultados, hace dos años le compraron un software a los rusos llamado «Semantic Stimuli Response Measurements Technology» (SSRM Tek) que consigue leer la respuesta de la mente a impulsos subliminales… ¡Y que fue utilizado en la guerra de Afganistán por los soviéticos! (Paradojas de la vida: ¡tiene cojones!).
Lo mejor (o lo peor de todo) es que los rusos advirtieron a los yanquis de que cuando se combina el SSRM Tek con el RHIC-EDOM se puede generar tanto estrés en el individuo que… puede comenzar a disparar a sus propios compañeros sin razón alguna que lo justifique. Algo que les pasó a los rusos que volvieron de la guerra de Afganistán y que ha sucedido ya en varias ocasiones entre los militares norteamericanos en Irak y Afganistán, y de regreso a los Estados Unidos, como en este caso. De todo ello se deduce que lo que verdaderamente pasó en la base de Fort Hood es que tres militares se volvieron locos cuando Hasan les estaba lanzando los programas electrónicos de desensibilización y borrado de memoria SSRM y el RHIC-EDOM combinados, agarraron las armas y se liaron a tiros con sus propios compañeros.
Si algún ingenuo se pregunta cómo los rusos pueden saber tanto sobre lo que ocurre en las instalaciones más vigiladas de los Estados Unidos, que se lo pregunten a Juan Ignacio Samaranch, ex embajador español en la URSS y durante muchos años jefe del Comité Olímpico Internacional, del que ahora se sabe que fue espía… ¡Del KGB!
PD 1: La bonita paradoja que encierra esta absurda noticia es que, cuando desensibilizas una persona hasta el máximo, hasta borrarle sus recuerdos, acaba por no diferenciar cuáles son sus aliados y cuáles, sus enemigos, pudiendo acabar matando a los suyos. ¿Les pasará esto a los Iluminati?
PD 2: Después de esta noticia ya lo tengo claro: el asesino coreano de la Universidad de Virginia fue un experimento de «soldado teledirigido» para masacrar en el frente (o en situaciones «críticas», como asesinar a un presidente, por ejemplo).
PD 3: Está a punto de estrenarse una película que habla de todo esto: “The Men Who Stare At Goats”