Como no me he cansado de repetir en mis últimas charlas de esta primavera, el crack macroeconómico es algo psicológico que acaba repercutiendo en la microeconomía (tu vida y la mía) sólo si la gente se cree lo que dicen los diarios Bilderberg The Economist, Financial Times, El País, etc.
Se pudo comprobar cómo inmediatamente después de la reunión de Sitges, los dardos sionistas empezaron a clavarse en la economía española.
Es por ello que propuse gastar este verano en nuestro país, España, porque mientras haya fluidez monetaria (que el dinero se mueva), el crack, es decir, la acumulación de alimentos, carestía, inflación y posterior devaluación no se darán. La euforia futbolística, unida a las victorias de Nadal en Wimbledon y Roland Garros, y quien sabe si Contador en el Tour, puede repercutir en una saludable euforia gastadora y, por supuesto, en una mayor afluencia de turistas a España. Todo ello, excelentes noticias para contrarrestar la crisis prefabricada.
A todo esto, llega el Mundial, y nos toca jugar las semifinales frente al Banco Central Europeo (Francfurt, Alemania) y el Deutsche Bank, que nos ha intentado fastidiar todo lo que ha podido, y ahora nos toca jugar contra Holanda, sede de la primera reunión del club Bilderberg y de su primer mentor, el rey de Holanda.
Me parece altamente sincrónico que nos juguemos la final de la Copa del Mundo contra el Poder que intenta destruir nuestra economía y conducirnos a la pobreza, el hambre y, posiblemente, la guerra. Porque, a todo esto, el sábado hay manifestación a favor del Estatuto en Cataluña… en plena fiebre futbolística española.
¿Apuestas a que es un fracaso?