El sábado, compartiendo una agradable noche con mis amigas María (Oeste Celeste) y Neus (la divina locura) ésta última nos regaló dos sorpresas de ésas de la era de Internet, que no das crédito.
La primera, conocer que en el subsuelo de Torino, Italia, desde hace veinte años unos locos espirituales están construyendo unos templos absolutamente alucinantes: Damanhur, patrimonio de la Humanidad, en Torino. Si queréis congraciaros con la Belleza, pinchad aquí.
Y, ya que hablamos de templos subterráneos os cuento que el mismo sábado vi en la CNN en español un comentario de un periodista radicado en Israel que contaba que «la solución que se abre al conflicto árabe-israelí es la partición de Jerusalén, no vertical sino horizontalmente». ¿Horizontalmente?, me dije. Pues la solución horizontal es, ni más ni menos que «los árabes se queden la superficie y los judíos, el subsuelo, que es donde están los restos del Templo del rey Salomón», cuya reconstrucción marcará la llegada de su Mesías (nuestro Anticristo). Unas obras que ya han comenzado, como os conté este mismo año. ¿Dónde está el truco? Pues muy sencillo: empiezas a hacer obras en el suelo y un día, ¡oh, qué mala suerte!, se te cae la mezquita de la Roca que, da la casualidad, que estaba justo arriba. ¡Hala! Pues ya que no está, CONSTRUIMOS EL TERCER TEMPLO. Atentos a esta pista.
Bueno, pues después de este inciso volvemos a Al Andalus y nos encontramos con este pedazo de Tartesso que le hace una copla… a su lavadora. El centrifugao flamenco. No hay palabras. Andalusía é azí. Si lo véis en Latinoamérica y no entendéis lo que dice: tranquilos, yo tampoco.
