Soy una persona que fantasea muchísimo. Prácticamente todo lo que cuento se me ocurre en estados de ensoñación. Sin olvidar el momento sincrónico en el que estoy viviendo (para no salirme del Ahora), fantaseo muchísimo con las cosas que me emocionan: me imagino las situaciones que me gustaría vivir y, cada vez más, acabo viviéndolas.
A lo largo de todos estos apasionantes, tristes y trepidantes años, ha habido algunas personas cuyo trabajo me ha emocionado tanto que se me han saltado las lágrimas o me han hecho sentir pleno de energía y de poder… durante días. Mis héroes. Mis Maestros. Uno de ellos se llamó Bill Cooper pero, lamentablemente, le mataron pocos días después del 11-S, antes de que le conociera. El otro (junto a Alex Jones) se llama David Icke. Como yo, también había trabajado en TV (aunque llegó mucho más lejos, por supuesto) y después se salió para seguir su camino en la búsqueda de la Verdad. Fue un espejo en el que me miré y, por supuesto, mi gran inspiración para lanzarme a dar conferencias sobre estos temas.
Cuando le conocí, allá por el 2004 o 2005, ya llevaba cinco años decodificando la información oculta, pero el día que el Hackbogado me pasó la película que se había bajado del emule «Los Iluminati» y me encontré con ese tipo desconocido que hablaba con tanto poderío, supe que me había encontrado con el Maestro que estaba esperando. Me lancé a traducir ese vídeo como un desesperado (como estaba, realmente), convencido de que era la llave maestra para entenderlo todo y lo puse por todos los sitios donde pude. Más tarde, me enteré de la historia detrás de ese titán, ese guerrero de la Verdad, ese Héroe de la Humanidad en el más estricto sentido de la palabra que responde al nombre de David Icke.
Una de estas noches, fantaseando, me imaginaba cómo le presentaría si tuviera la oportunidad de hacerlo. Me voy a dar ese gustazo ahora mismo. Las palabras que me vineron a la cabeza fueron éstas:
«Hoy tenemos la inmensa suerte de contar entre nosotros con el hombre que, tras Jesucristo, ha conseguido despertar a más seres humanos a lo largo de la Historia. No sé si es la reencarnación del Rey Arturo o de Lancetot pero, de seguro, David Icke es el hombre que ha limpiado el karma de todos los crímenes que el Imperio británico y sus satánicas majestades han cometido a lo largo de la Historia. La Humanidad siempre tendrá una deuda pendiente con este hombre que tantas horas de expansión de conciencia y despertar nos ha regalado.
Creo que hablo desde el sentir de muchos cuando digo: ‘Desde lo más profundo de nuestros corazones: GRACIAS, DAVID. ¡Es un honor tenerte entre nosotros!«.
El 6 de noviembre estará en Barcelona y, si Dios quiere, daremos un paseo juntos por la Barcelona reptiliana. Quizás los medios no se den por enterados de su presencia en nuestro país pero otros sabremos que estaremos delante de uno de los grandes Héroes de la Historia de la Humanidad. El Héroe que arriesgó mucho que más que su vida por despertarnos: ¡se arriesgó al ridículo y la desaprobación generalizada!
Quien todavía no le conozca, este vídeo de más abajo le dirá bastante sobre su trabajo. Lo he vuelto a ver por tercera vez cuando concluyo estas líneas y me he fijado en otras cosas del estupendo reportaje sobre su vida. Las primeras las había visto en plan «profesional», estudiando sus jugosísimos discursos pero ahora me he fijado más en la parte humana, en el hombre que se arriesgó a ir contracorriente de TODOS, en el tipo normal (como dice en una ocasión) que se ha visto en este papel no sabe muy bien por qué ni cómo. ¡Son tantas cosas en las que me siento identificado con él! ¡Me estimula tanto a ser mejor, más audaz, a hilar más fino! David: ¡has puesto el listón tan alto! Nos has hecho a todos mejores personas con tu arrojo. Este vídeo es una joya, ya veréis.