Opinión y Noticias Externas — 21 febrero, 2011 at 10:43 am

Risto Mejide: Y el Punk se hizo Verbo (y poesía, y filosofía)

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Pues uno ya pensaba que ya nada le iba a sorprender, uno ya creía que no me iba a volver a reír carcajadas con un libro, y el otro día Dani, el malabarista-astrólogo, me habla de Risto Mejide.
La verdad es que había algo en ese tío (iconoclasta jurado en Operación Triunfo, versión española) que me llamaba la atención. Como no tengo tele, sólo cuando voy a casa de mi madre o colocan algún vídeo-resumen en youtube, me entero de lo que pasa en el medio de comunicación de masas por antonomasia. Había oído hablar de su mala lengua, de que le habían tachado de homófobo, de que había montado algún pollo, no se sabe si preparado, o auténtico. El auténtico Hombre cabreado: una especie en peligro de extinción.
El caso es que, por dos datos que Dani me dio, sabía que iba a ser algo interesante. El sábado me levanté prontito para correr a la Casa del Libro a comprarme «El sentimiento negativo» (¡sólo 7 euros en versión bolsillo!). Y lo que me he encontrado es el Pensador más agudo de la actualidad, el justo balance a la histeria positivista New Age. El Shivaíta que destruye todas las convenciones sociales mentirosas que necesitábamos. El hombre que reivindica todos los sentimientos que consideramos negativos (cólera, rabia, envidia) y arrasa con todo el fingimiento que colgamos sobre los «buenos».
Las páginas de este auténtico best seller rebosan de frases tajantes como el cuchillo de un carnicero, plagadas de metáforas pletóricas, propias de quien no se ha traicionado a sí mismo y ve, por tanto, la Realidad tal cual es.
Hay capítulos absolutamente delirantes que me voy a permitir el lujo de poneros por aquí un día de éstos.
Desde ya, si hay club de fans de Risto Mejide, me convierto en su seguidor más acérrimo. Si hay posibilidad de que me consigan una entrevista con él, que me pongan en la lista de espera.
¡Cuánto necesitábamos un pensador como él! ¡Qué falta hacia que el Punk se convirtiera en filosofía! ¡Qué falta hacía que alguien reivindicara el NO entre tanto «siísismo».
De verdad, si a los cinco minutos de comenzar el libro no te duele la barriga de tanto reírte, algo te pasa. No hay mejor sesión de risoterapia que la «Ristoterapia».