«Indignación, según el diccionario: enojo vehemente contra una persona o sus actos».
A lo largo de todos estos años, desmontar el «Pensamiento positivo» y sus sutiles pero muy efectivas consecuencias sobre la sociedad ha sido una de mis grandes tareas. Hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que la histeria por ver lo positivo en todo, hasta cuando te están jodiendo vivo, era un arma preciosa para el Sistema. Aunque el pensamiento positivo está por todas partes, sin duda es en el marco de la Nueva Era donde se lleva al paroxismo y sin duda son los seguidores del «Curso de milagros» sus grandes apóstoles. Una vez conocí a un tipo al que podría calificar de «terrorista de la positividad» que me intentaba convencer de la bondad de que su novia le hubiera dejado, y me lo contaba con una cara que… Pocas veces he sentido tanta pena por una persona, de verdad. Puedes empatizar con una persona que llora dignamente por una pérdida o un revés en la vida pero conectar con alguien que niega sus propios sentimientos por seguir una religión que le asegure la felicidad que ha perdido…
Como digo, si me salí de los grupos de Nueva Era fue porque comprobé que, con su positividad a ultranza, eran perfectos para mantener el actual status quo. ¡Cuántos consejitos tuve que escuchar de tanta gente enferma de positividad! («Rafa, deja de investigar, céntrate en lo positivo», «la oscuridad sólo trae oscuridad», etc, etc, etc).
En realidad, y como digo, haber proscrito el odio, la ira, la rabia o la indignación (en su justa medida) y sustituirlos por un Amor que no incluye la Verdad ni la Justicia sino que es sinónimo de pasividad y conformismo ha sido, probablemente, el mayor triunfo de Lucifer (a mi modo de ver, ahí está la conexión de la Nueva Era con la masonería y el Maligno).
Que después de que los banqueros se hayan meado, literalmente, en nuestra cara, todavía nos quieran convencer de que su meada era dulce lluvia y que, mientras tanto, la gente continúe pegada a su sillón viendo la tele y las películas de miedo o enajenada con mensajes supuestamente celestiales es la prueba de que la religión del pensamiento positivo es la mayor infiltración de la historia del Ser Humano.
Que, después de que el gobierno que todos pagamos se dedique a dar dinero (gigantescos bonos y gratificaciones) a los mismos cuatreros y delincuentes que han provocado esta crisis y, todavía, haya que escribir un libro para recordarle a la gente que «hay que indignarse» es señal de que estamos ante una sociedad absolutamente lobotomizada, inerte, muerta. Cualquier perro o gato que se cabrea cuando su amo no le pone su correspondiente comida tiene más dignidad que un ser humano al que le tienen que recordar que cuando se ríen de uno en su propia cara, la reacción natural es indignarse.
Por fin, ha aparecido un grupo de personas (jóvenes) con capacidad para indignarse. Evidentemente, todavía no les han lobotomizado. Por supuesto, los seguidores de Lucifer tienen que intentar convencer a la población de que son violentos terroristas. Realmente son peligrosos para su diabólico Sistema: unas cuantas personas con dignidad pueden recordar a los dormidos que ellos TAMBIÉN SON DIGNOS y que no se merecen ser tratados como escoria, a los que se les mea y se les caga encima.
Esto último se llama «coprofagia» y es una perversión sexual. De verdad, si necesitas que alguien escriba un libro para descubrir que tienes que indignarte cuando te roban delante de tu cara, es muy posible que, en realidad, seas un «coprófago» y todavía no lo sepas.
Mapa de las acampadas convocadas, aquí.
