Desde el principio, ya parecía que la detención del jefazo del FMI olía a conspiración entre la élite. Una conspiración (la de la culpabilidad por abusos sexuales) que empieza a ser repetitiva (Julian Assange y, como veremos, algunos más).
El caso es que Strauss Kahn, todavía jefe del FMI y encargado de la transición a una moneda mundial, habría averiguado a través de agentes de la CIA que el oro que supuestamente se guarda en Fort Knox y asegura el dólar, no existe (como ya dijimos hace años, con la historia de NESARA, ese oro hace tiempo que ha volado). Los mismos agentes de la CIA advirtieron al ex jefe del FMI que no hiciera uso de su teléfono móvil porque le podrían seguir la pista y detener, cosa que sucedió cuando se le ocurrió llamar desde el avión de Air France que le debería haber llevado de vuelta a París.
La prueba de la conspiración llega cuando nos enteramos de que el banquero egipcio Mahmoud Abdel Salam Omar, que le habría ayudado a conseguir esa prueba, ha sido víctima de la misma conspiración al haber sido acusado de intentar violar a una camarera de un hotel, con la particularidad de que el tal Omar es un devoto musulmán. (No es que por ser musulmán no pueda hacerlo, obviamente, pero la «casualidad» de los dos eventos es prueba manifiesta de que hay «algo más»).
Sólo gracias a estas informaciones se pueden explicar las recientes declaraciones de Wladimir Putin apoyando a Strauss Kahn en medio de la campaña mediática internacional. Según Putin, Strauss Kahn es víctima de una conspiración.
PD: Al pan, pan, y al vino, vino. Que sea judío, banquero y sionista no quiere decir que no pueda ser víctima de una Conspiración.