No puede ser casualidad. De ninguna manera.
La misma Plaza que ha sido escenario durante tres meses de una revolución pacífica cargada de conciencia se llena en estos días de los sonámbulos adoradores del protector de los pederastas, Ratzinger, general del Vaticano. Los zombies católicos no son capaces de mirar a su ídolo a los ojos con la mirada de un niño que, lógicamente, se asusta de los monstruos.
Llego de Inglaterra y me encuentro el aeropuerto plagado de voluntarios, patrocinados por Cajamadrid y El Corte Inglés, que llevan a los zombies al encuentro con el Anticrístico Benedicto.
Parece que me persigue.
Al día siguiente de aterrizar en Barcelona para ver a David Icke, hace menos de un año, estaba él también allí. Ahora que vuelvo del encuentro con Arturo y Merlín, me lo encuentro en mi ciudad, Madrid.
¿Puede ser casualidad tanta fijación de este protector de pederastas por España?
A mi modo de ver, no. Lo que el Anticristo pretende es celebrar una misa negra para diluir el espíritu revolucionario español y, sobre todo, volver el espíritu del 15-M gay, ateo, feminista y abortista, por la consabida negación del enemigo. (Por llevarle la contraria, vaya).
De esa manera, el encuentro entre derecha e izquierda sería imposible.
Mirando las caras de los somnolientos católicos que pretenden seguir el espíritu del mayor insumiso de la historia bajo el patrocinio de aquellos que esclavizan a la Humanidad, me encuentro con un parecido nivel de conciencia del Orgullo Gay. De la ñoñería más recalcitrante a la chabacanería más indigna. O eres un tontaina al que se las dan por todos lados o un obseso de la eyaculación que se deja dar por culo; no te dejan elección. Ovejas sumisas que hacen lo que les dicta la corrección política. Hoy católicos, mañana gays.
El católico de hoy, que un día se despierta de la mentira en la que ha vivido, se convierte en el gay de mañana, por una simple ecuación de negación y guerra de opuestos.
Realmente, son las dos caras de la misma moneda. Esa es la inteligente jugada del Anticrístico Ratzinger.
Y me temo que los tontainas del 15-M van a caer como niños en el juego de la dualidad.
Tiempo al tiempo.
PD: LO QUE OS DECÍA.