De un tiempo a esta parte, todo el mundo habla de él. Desde Barcelona, desde Madrid, Félix Rodrigo por aquí, Félix Rodrigo por allá. El otro día, una sala del Ateneo de Madrid se quedó pequeña para verle debatir sobre el «decrecimiento».
En una época de sequía intelectual, con el único referente en Carlos Taibo (con un pensamiento ultramediático), la aparición de Félix Rodrigo en el ámbito alternativo ha traído aire fresco y renovación de las ideas. Porque, viniendo de posiciones cercanas al anarquismo, Rodrigo se atreve a hablar de la relación del feminismo y el movimiento gay con el estado, entre otras cosas.
Al conocer su biografía, podremos entender muchas cosas, puesto que Rodrigo es un «currante» que trabaja de oficinista y ha ejercido todo tipo de empleos, sin haber acudido a la universidad. Es decir, es un autodidacta y, por tanto, un librepensador.
Un hombre sencillo, que no simple, y verdadadero.
PD: Siento deciros que la batería se paró a los 40 minutos. Tendré que verle otro día.