Creo que no os he contado todavía que antes de terminar la carrera, con 22 años y a través de un curso del paro, conseguí entrar en Telemadrid. Mi primer trabajo fue como becario en el programa de reportajes Treinta Minutos, donde estuve cuatro meses. En ese tiempo, participé en las reuniones semanales en las que se elegían los temas de los reportajes en los que se iba a trabajar y, como no me corto un pelo y a pesar de mi condición de becario, propuse varios temas que gustaron entre mis compañeros pero no a la responsable de programas, Angeles Yagüe. Fue así como no se hizo un reportaje sobre la okupación ¡en 1992!: «eso no interesa», fue su respuesta. ¿Os imagináis cómo hubiera cambiado la historia si ya en esos años se hubiera empezado a hablar del problema de la vivienda? Evidentemente, si los medios no hubieran censurado esa realidad durante casi veinte años, los que de verdad manejan el cotarro no hubieran podido generar la actual burbuja inmobiliaria.
En fin, por lo que iba esta perorata es para contaros que, de repente, sin previo aviso y máxima urgencia, cuando estábamos realizando alguno de esos reportajes que llevaban tres semanas, llegaba una orden de arriba y teníamos que dejar de hacer lo que estábamos haciendo y ponernos con el reportaje que nos decían. Recuerdo que esto pasó con uno sobre la delincuencia en la zona centro (relacionado con el Plan Urbanístico que todavía se está realizando ahora) y otro sobre la seguridad vial, particularmente en los autobuses. Tanto uno como otro anticipaban medidas y leyes de seguridad y creaban la «Opinión Pública» necesaria para que el público las acepte. Fue así como empecé a desenredar la madeja que años después llevó a la creación de esta página.
A lo que iba es que hoy, después de todo lo que sé, puedo decir que las órdenes para que se hicieran esos reportajes se emiten desde el Club Bilderberg (o la Comisión Trilateral) vía las Comisiones de la UE, llegan a los ministerios correspondientes en forma de «políticas comunitarias» y, de ahí, a las direcciones de las televisiones, que a su vez se las comunican a las Angeles Yagüe de turno, que a su vez les encargan a los curritos, es decir, los periodistas en forma de el reportaje que tú vas a consumir como si fuera la Verdad.
-«Necesito que hagáis un reportaje que hable de la falta de seguridad en los autobuses» o «Un reportaje sobre la inseguridad en la zona centro» o, y para esto venía esta explicación:
-Haced un especial sobre el «tercer sexo» y la transexualidad desde una óptica positiva.
Este es el resultado.
Como os vengo avisando, una vez conseguida la programación homosexual, ahora los secuaces de Rockefeller han decidido abolir la naturaleza hombre/mujer promocionando la transexualidad. La labor de Relaciones Públicas/Propaganda disfrazada de Periodismo está en marcha. Podréis reconocerla porque no contrastan la información y sólo hay opiniones positivas al respecto, lo que niega la primera norma del periodismo.
Aquí tenéis el ejemplo en la televisión pública española.
El que ve o lee estas informaciones, siente que se está adhiriendo a una «causa justa» de una minoría oprimida e, incluso, si es una persona con problemas de identidad, le pueden lavar el cerebro respecto a su propia sexualidad: todo ello con una óptica positiva.
