Ahora lo puedo afirmar con argumentos empíricos: José Luis Parise es el cerrador del ciclo de la magia. El hombre que ha sacado a la luz el mapa para que cada uno cree su realidad. El integrador de toda la sabiduría oculta. El que da un sentido práctico a la información desvelada por Jordan Maxwell, David Icke o Michael Tsarion.
Pero en realidad, el ser humano Parise «sólo» encarna una posibilidad energética que estaba allí antes de que él la ocupara, y que estaba esperando que alguien lo hiciera.
El británico David Icke es el Rey Arturo que viene a recuperar el trono ocupado por los estafadores reptilianos: quien ha limpiado el karma de la satánica monarquía británica.
El yanqui Alex Jones encarna al mítico cowboy (de Tejas) que lucha contra el sheriff (el Poder) que se ha vuelto corrupto y no respeta la propia Ley.
El suizo Nassim Haramein limpia el estigma de la ciencia al servicio del dinero (acelerador de partículas) que ese país ha puesto en marcha para «superar a Dios».
Y Parise ha venido a limpiar el karma de esa gran idea espantosamente realizada que fue el psicoanálisis (porque nunca resuelve nada) mediante sus «11 pasos de la magia». Parise toma la saga del psicoanálisis y el inconsciente y el subconsciente, y desvela el camino del héroe para convertirse en dios creador de su propia realidad. Y lo hace con la herramienta del pueblo (posiblemente) que mejor domina el lenguaje porque es mezcla, sobre todo, de italianos, españoles… y judíos.
Para describir un plenario de Parise habría que imaginarse una fusión de Freud con Maradona poniendo en práctica «el secreto». Es decir, otro nivel.
Parise ordena el caos de la mente desde la palabra (¡ojo con las palabras que utilizáis para decretar lo que queráis!) a través de lograr sentir lo que queremos (el cómo es lo que siento), sabiendo ver el oráculo de la ‘cosa’ (las señales), identificando lo que nos frena desde los cuadrantes posible/imposible, necesario/contingente. Una vez pasado ese estadio de freno, obtendremos la energía que nos permite avanzar, recibiremos los sueños que nos indican el camino, para después llegar el momento de la negociación (estrategia versus táctica, el ‘ a dónde’ versus el ‘por dónde’).
Después, volverán a aparecer las mismas trabas, que obligará a valorizarte (es decir, a decirte que TÚ TE LO MERECES), y luego llega el momento de la consecución, es decir, de la demostración que has aprendido, volviendo al punto de partida del paso 1.
Parise aplica estos pasos a toda la vida pública, por lo que es divertidísimo analizar la carrera de artistas o futbolistas (su especialidad) desde esta perspectiva. ¡Cuando veáis cómo Parise narra la vida de Maradona en forma de cuento iniciático, al igual que la de los Kirchner os vais a matar de la risa! ¡Lo ha entendido todo! ¡Todos los significados ocultos, que encajan en sus 11 pasos de la magia! (ME DIO TIEMPO A SUBIRLO, MIRADLO ABAJO).
La culminación de esas siete horas de show iniciático fue la explicación de la historia de Gilgamesh que es un mito fundacional de nuestra civilización. Inenarrable.
Su huella se deja sentir tanto que, en la conversación posterior con un grupo de cinco alumnos de su escuela (desde chicos de 20 y pocos hasta una señora/niña de casi 60), los argentinismos filosóficos que todos tan bien conocemos a lo largo del mundo adquirieron rasgos de iluminación, interpretando la realidad con arreglo a los mitos y el inconsciente.
Dejaron mi mente KO. Me siento orgulloso de haber estado a la altura de cinco argentinos iluminados durante unas horas pero mi poderosa mente se tuvo que rendir. Me superan.
A la vuelta a mi hotel (mientras sigo debatiendo el subtítulo de mi próximo libro), tomé un taxi como un regalo a mi Ser.
Abrí la puerta y cuando fui a cerrarla, algo lo impedía. Tras hurgar en los bajos, me di cuenta de que algo se había desprendido de la tapicería y lo aparté, consiguiendo cerrarla.
No fue hasta unos minutos después de haber comenzado la conversación con el taxista Zareh, de origen sirio-armenio, que me di cuenta de que lo que impedía cerrar la puerta era un objeto envuelto en una funda, con forma de… bastón o espada.
Se lo comenté al taxista y le pedí permiso para abrir la funda.
Lo que había dentro era un precioso sable con las palabras (en inglés) «Espada árabe de la España andalusí».
El taxista dijo «la espada de Damocles».
Deduje que una bailarina de danza árabe se la había dejado y el taxista se acordó de que así fue.
Mirad el origen del mito de «Espada de Damocles» y luego, el de los Céfiros.
PD 1: El taxista, que se interesó por mi origen español, me contó que en la Avenida de Mayo, cerquita de donde me quedo, vivían una gran cantidad de españoles en los años cuarenta. Hace poco, el propio taxista se enteró de que una acera de la calle estaba ocupada por los «rojos» y otra, por los «falangistas», ¡Y que seguían discutiendo y peleándose en Argentina después de la guerra! ¡Exactamente igual que los nazis y los judíos, que se fueron a Argentina y protagonizaron los dos bandos de la dictadura/represión! ¡Fijaos si se querían los españoles, que se iban a vivir juntos, para pelearse!
Su nombre, Zareh, significa «lágrimas».
PD 2: El domingo, comida festiva con Parise, con champán, puro y sombrero del sacerdote mayor de los indios Quero.
PD3: EL Oráculo psicoanalítico de Maradona ya está listo. El vídeo contiene -no demasiado oculto- un método para que el Real Madrid derrote al Barça de Messi. ¡A ver si lo encontráis!
