Os podéis imaginar que, con las cosas que digo, las personas que atraigo son aquellas que han traspasado todas las barreras; los que viven al límite (en diferentes planos, y con diferentes experiencias, ojo). Como también sabéis, en los pasados cuatro meses he recorrido la península ibérica dando charlas sobre el movimiento gay y conociendo, por supuesto, a gente que me ha contado muchas historias vividas en torno a este tema.
Hace unos fines de semana, cuando volvía de tierras extremeñas junto a Kike y Bea y un amigo suyo que trabaja en el mundo del cine y la TV, este amigo contó una historia que vivió cuando era jovencito en torno al mundo gay. Y entonces exploté:
-¡Es la cuarta vez que me cuentan la misma historia en los últimos meses!; Gijón, Barcelona, Madrid e Ibiza (que juega un papel importante en todas las historias, situadas entre los años ochenta y los noventa).
[A ver cómo lo hago para contaros las historias sin nombrar a los protagonistas].
En definitiva, la persona «A» de Asturias, la persona «J» de Barcelona, la persona «R» y la persona «M» de Madrid conocieron cuando eran jovencitos a sendos hombres como diez años mayores que ellos (uno psiquiatra, otro artista, otro empresario de la noche y otro, locutor de radio) que les daba toda la droga que querían (el primero no quiso), a resultas de lo cual, dos de ellos acabaron enganchados a la heroína. Todos ellos, salvo el primero, describen a sus «amigos mayores» como gente simpatiquísima, afable y generosa, que les abrieron muchas puertas y… les invitaron a conocer la homosexualidad pero respetando su libertad. [Hasta donde sé, rechazaron esa oferta]. Curiosamente, tres de ellos acabaron, por diferentes razones, a finales de los años ochenta en Ibiza, trabajando en el sector de la fiesta y del arte (relaciones públicas, djs, marchantes, etc). Todos ellos me han asegurado que el negocio de la droga, el arte y el de la noche estaban en manos de gays y alguno, incluso, me ha recalcado cómo los locales para homosexuales gozan de una «bula» en materia de denuncias por ruidos que los locales para heterosexuales no tienen. Curioso.
En fin, os cuento todo esto para situaros en la historia del cantante Ricky Martin. Puede que los españoles no sepáis (en Latinoamérica todo el mundo lo conoce) que Ricky Martin comenzó su carrera como estrella infantil del grupo musical Menudo, que fue algo así como el precedente del Operación Triunfo, una franquicia para crear ídolos de barro.
El otro día me escribe una lectora venezolana y me regala una pieza del puzle maravillosa: el gestor de Menudo fue denunciado por abusos sexuales a los propios niños estrella. En los foros de Internet he encontrado comentarios que apuntan a lo obvio: los abusos sexuales que sufrió Ricky Martin en Menudo fueron los que le convirtieron en homosexual.
Aunque él lo niegue (al igual que Almodóvar), la prueba está en que Ricky Martin creó una fundación para ayudar a niños que han sufrido abuso sexual.
PD: Comentando en el viaje de vuelta a Madrid, la sorpresiva boda de Alejandro Sanz y los insistentes rumores sobre su homosexualidad (se habló de una relación con el bailarín Canales), el amigo de Kike y Bea me aseguró que el cantante madrileño intentó meterle mano en un báter durante el rodaje de un vídeoclip musical del propio cantante. También me aseguró que Sanz tiene una ‘pluma’ enorme cuando habla fuera de las cámaras. Recordemos que Sanz se lanzó al gran público como ídolo para las niñas, al igual que el propio Martin o Miguel Bosé, del cual ambos son “amigos”.
PD: Un amigo mío de Bilbao me contó hace muchos años, que el cantante de Celtas Cortos le intentó meter mano en los servicios de un bar, de una manera similar a la historia sobre Alejandro Sanz que cuento más arriba. La verdad es que en su día no me lo creí mucho… ¡Porque me gustaban los Celtas Cortos pero ahora… !