General, Opinión y Noticias Externas — 20 julio, 2012 at 11:23 am

Siguiendo las huellas del satanismo en el mundo del espectáculo: el mito de Fausto ¿vivo?

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Creo que ha llegado el momento de aclarar un poco la influencia del satanismo en la cultura moderna, en la cultura popular. Espero que este mapa os ayude un poco a comprender hasta dónde llegaron los tentáculos de Aleister Crowley, el mago negro por excelencia del siglo XX.
Los amantes del rock saben perfectamente que el líder de Led Zepellin, el primer grupo heavy, Jimmy Page, compró el castillo que había pertenecido al satanista e hizo una película de este tipo «The song remains the same», en la que queda clara su ligazón con Lucifer. Compitiendo con el anterior, el grupo Black Sabbath (en alusión a la ceremonia luciferina), tuvo como cantante al satanista reconocido Ozzy Osbourne, comedor de ratones en el escenario que, aunque os pueda sorprender, es familia del cantante jerezano español Bertín Osborne, y de unos cuantos de la élite inglesa.
El careto de Crowley aparece en el disco de los beatles, Sargeant Peppers, por lo que aparte del productor, está claro que alguno de los miembros del grupo practicaban la magick de Crowley (se admiten apuestas). Justo en la misma época (1968), los Rolling Stones de Mick Jagger publican el álbum «Sus satánicas majestades», del que poco habría que añadir, pero por si hubiera alguna duda, a finales del 68 publican «Banquete de mendigos» con la diáfana «Simpatía por el diablo». Un año después, el 6 de diciembre de 1969 mientras el propio Jagger canta esta oración a Satanás envuelto en una capa y con guantes negros, en Altamont, California, sus guardas de seguridad, pertenecientes a los Hell Angels, sin venir a cuento, asesinan a un espectador. Este asesinato ritual marca el final del sueño hippie. Tiempo después, Jagger sería nombrado «Sir» por la Reina Isabel de Inglaterra, demostrando a qué casta pertenece.
Unos meses antes, el 9 de agosto de 1969, la actriz Sharon Tate, esposa del director de cine judío Roman Polanski, muere asesinada por una banda de hippies psicodélicos a las órdenes del ex miembro de la religión mormona, Charles Manson, en lo que se supone fue una ceremonia satánica, pues Tate estaba embarazada de 8 meses. Un año antes, curiosísisisimamente, el propio Polanski había estrenado «La semilla del diablo», interpretada por Mia Farrow, sobre un akelarre en el que se sacrifica otro neonato…
Polanski pertenecía al círculo satanista de Manson, al cual también acudía el cineasta Kenneth Anger, discípulo de Anton Lavey (fundador de la Iglesia de Satán) y de Crowley. Anger fue el creador de las primeras películas porno gay, pues el satanismo y la homosexualidad han estado conectadas desde el principio. Más relaciones.
La antigua actriz porno Marilyn Monroe fue novia de Lavey y el líder de los Mamas & The Papas John Philiphs fue también amigo de Charles Manson, por lo que tanto Jagger como alguno de los miembros de Los Beatles bien podrían pertenecer a ese círculo. Otro de los seguidores de Lavey fue el cómico Samy Davis Junior.
Después de separarse del mafioso Frank Sinatra (amigo de Sammy Davis Junior) Mia Farrow se casó con otro director de cine judío, Woody Allen, que también tiene en común con Polanski, que ambos fueron juzgados por pederastia (Allen se acabó casando con la hija adoptada de Farrow). Farrow tiene en común con Angelina Jolie su pasión por los hijos adoptados, queriendo replicar su familia a un anuncio de Benetton.
Uno de los primeros bluesmen reconocidos es el legendario Robert Johson, cuya leyenda dice que vendió su alma al diablo por tocar así. El mismo pacto fue firmado, según las crónicas, por Eric Clapton y Bob Dylan, el primero de los cuales perdió a su hijo al caerse desde la ventana. Idéntica pérdida a la sufrida por John Travolta (quien reconoció que se prostituyó para recuperar la fama) y Silvester Stallone. ¿Sería el precio a pagar por vender su alma?