Llega el verano y, salvo que sufras tanto el resto del año que sólo quieras olvidarte, al final te acabas aburriendo de no hacer nada. Por eso triunfan ahora tanto los viajes con «mensaje», con aventura.
Después de los viajes que sabéis que vengo haciendo prácticamente todo el año, os podéis imaginar que casi no me supone nada «ir a descubrir unas pirámides». Que venía sin expectativas conscientes vaya: ¡otro viaje más!
Bueno, pues desde que he llegado, la cosa ha tomado otro cariz. El misterio sobre si son ciertas o no, se ha teñido ya en el primer día entero de estancia en Visoko, en «otra cosa», no sé muy bien cómo calificarlo.
Partiendo siempre desde la base de que los medios con los que se trabaja son irrisorios (un par de currantes con pico y pala en cada sitio excavataorio), las evidencias que ya hemos visto en el primer recorrido y las explicaciones son prometedoras y, sobre todo, me mueven a conectar más puntos con otras experiencias a lo largo de estos años.
Hoy he estado paseando por el laberíntico complejo de túneles de Ravne que, si las apreciaciones basadas en el sónar utilizado, debe tener 50 kilómetros. A partir de una entrada a una «cueva», en sólo cinco años se han descubierto una cantidad de galerías… como para perderse, en las que se observan unos bloques megalíticos con mezcla de cerámica tipo «Stonehenge», así de grandes, pero con runas talladas. La manera de trabajar es bastante «sencilla»: aparte de seguir una línea, donde ven un hueco con tierra fina, pican, y acaba apareciendo un túnel. Así, un túnel. Datarlo es difícil, por lo visto se hizo en una época y luego otra civilización lo tapó, y las dos dataciones se diferencian por el tipo de «encofrado» para hacer las paredes, que no son tan perfectas como las que se puedan ver en Cuzco, según gente que ha estado allí. ¡Pero son kilómetros! ¡Y nadie tiene una explicación!
Se puede caminar perfectamente por los pasillos y en algunos se encuentran agua. La teoría que se está siguiendo aquí es que conectarían con las pirámides y que vendrían a ser unas amplificadoras de la energía telúrica/acuífera de la zona.
Porque el asunto es que, en la cima de la pirámide (que fue fortificada por una civilización posterior) unos ingenieros croatas «Teslianos» colocaron un medidor de corriente y les salieron ciento y pico voltios (hablo de memoria, ojo,rectificaré si no es acertado), y con el sónar encontraron que hay un aparato metálico dos kilómetros por debajo que sería la máquina que produce esa corriente. ¡Toma ya!
Después de los túneles, hemos ido a la pirámide del sol, que es, como deciros… demasiado grande. Hay casas construidas en la ladera y mogollón de árboles, pero tiene pinta… Al mismo tiempo, te genera dudas, claro.
El caso es que la subida es empinadísima…. pero hay montañas también muy empinadas, claro…
Hasta que hemos llegado a los lugares de las excavaciones, en las que han encontrado un encofrado que la universidad de Torino ha dicho que es humano. Y el caso es que dos albañiles tarraconenses han dicho lo que yo mismo pensaba: que esa capa recuerda mucho al de algunas piedras de Montserrat (alrededores de Barcelona).
Y entonces he empezado a recordar sitios que he visto con montañas construidas a base de piedras imposibles (evidentemente, es otro tema paralelo) y, al mismo tiempo, la semptierna historia en España de los túneles que conectan el castillo, con la iglesia y el convento, y las bodegas. Los que seáis naturales de Castilla habréis oído mil veces esas historias, pero en Sudamérica también la he óido.
La diferencia es que, en esta ocasión, en Bosnia, por primera vez, hay un equipo de arqueólogos y voluntarios no profesionales abiertos a otras explicaciones, incluidas las espirituales y esotéricas, que convierten esta experiencia de trabajo, en una experiencia en el sentido estricto de la palabra.
Bueno, se me acaba el tiempo porque voy a ir a la pirámide la luna antes de que anochezca. No me da tiempo a colgar las fotos todavía pero lo que os cuento supongo que os da una idea de la bonita experiencia que es esto.
¡Y encima el pueblo es precioso! ¡Y el paisaje, como el del País Vasco o Asturias!!
PD: Había escrito lo anterior después de comer (a las 5) y antes de ir, con una amiga catalana, a la pirámide de la luna, de paseo.
La primera foto del artículo corresponde a cuando nos hemos parado, antes de afrontar la cumbre: ya véis como estaba el sol, se está poniendo por la pirámide del sol. Esta que digo está enfrente.
La subidita se las traía y había veces que tenías que apoyar un palo para lograr poner el pie e impulsarse. Nos hemos internado e iba oscureciendo y oscureciendo, y no llegábamos. ¡Verás la vuelta! Jessica, mi compañera de aventura, comenzaba a sugerir que nos bajáramos pero yo, por aquello de redondear la aventura, tiraba para arriba. Pero claro, tampoco quería «putearla». El caso es que hemos ido poco a poco («hasta allí», «vamos a ver si allí se ve la cumbre») y hemos conseguido llegar. Os podéis imaginar que nos han dado las 8, el sol se había escondido.
Jessica saca la cámara y la pone en automático para sacarnos la foto de rigor pero como hay poca luz, pues le pone el flash. La primera foto corresponde a la que ha tomado con flash. La segunda no lleva flash y, como digo, está tomada de espaldas al sol, que se había ocultado minutos antes. Observad sobre nuestras cabezas. Hay otra bonita sincronía en torno a esta historia que, lamentablemente, no os puedo contar.